Con los datos que ha presentado el Gobierno sobre la marcha de la economía, que prevé una caída del PIB del 9,2% y una tasa de paro del 19%, que son peores de lo que adelantaba el FMI, la salida de la crisis va para largo y va a dejar tras de sí un reguero de empresas que se van a ver abocadas a cerrar sus negocios y con ello, el despido de sus trabajadores.

El tejido empresarial va a resultar muy dañado y va a afectar a muchos sectores, entre ellos a uno de los principales motores de nuestra economía, como es el sector turístico que representa el 15% del PIB. Alemania y Reino Unido, ya han aconsejado a sus ciudadanos no viajar a España.

Sánchez debería descolgar el teléfono inmediatamente y llamar al líder de la oposición para consensuar un plan de medidas económicas de gran calado porque España y el mundo entero se enfrentan a una crisis sin precedentes desde la Gran Depresión.

Con un déficit por encima del 10% y una deuda pública desbocada, la economía española es un paciente de alto riesgo a punto de entrar en la UCI y el equipo médico que debe atender al paciente no es el apropiado. Iglesias, de cirujano, puede causar un descalabro aun mayor porque la economía requiere austeridad presupuestaria muy solida y una agenda de reformas que solo puede darse con un cambio de Gobierno. El rating de España puede degradarse en el plazo de un año a la categoría de bono basura y la prima de riesgo que actualmente está en 131 puntos básicos puede subir por encima de los 500 puntos básicos, lo que supone estar al borde la quiebra del Estado.

Aumentar los impuestos y no actuar decididamente sobre el gasto puede provocar un efecto bumerang y reducir finalmente la recaudación, aumentando el déficit, como sostiene el profesor Juan Fernando Robles .

No se ha producido una guerra entendida como tal en términos bélicos, con aviones bombardeando a la población, pero el efecto devastador es prácticamente el mismo, solo que los edificios se mantienen intactos, pero la estructura económica del país, no. Hay que reconstruir el país como si lo hubiera asolado una guerra, como ocurrió en Europa después de la Segunda Guerra Mundial o en España después de la Guerra Civil. Europa occidental contó con un Plan Marshall, auspiciado por EEUU, para ayudar a la reconstrucción de estos países que resultaron asolados por la guerra.

No empezamos desde cero, pero casi porque la actividad económica lleva paralizada varios meses. Poner de nuevo en marcha todo el tejido empresarial, mantener las plantillas,€ requiere de un plan de choque con medidas paliativas, seguimos con el argot médico, que den liquidez a las empresas.

Muchos economistas ven a España al borde del rescate. Ya estuvimos a punto de ser rescatados en 2008 con la burbuja inmobiliaria y la quiebra de Lehman Brothers. La solución en aquel momento fue aplicar recortes salvajes y salvar a la banca.

Qué va a hacer este Gobierno, que sigue con unos PGE prorrogados de la era Rajoy, aún no lo sabemos