Estamos viviendo una época de cambios convulsos debidos a la extensión mundial de la epidemia desencadenada por el virus Covid-19, y la consiguiente crisis sanitaria, económica, social y también humana. Aunque el cambio ha acompañado al ser humano desde sus orígenes, es cierto que en un período de tiempo muy corto nos hemos visto obligados a parar drásticamente nuestra vida «normal» y nos hemos visto abocados a cambiar nuestras rutinas diarias, experimentando cambios radicales en la forma en que vivimos y nos comunicamos, pero también en la forma en que trabajamos y en cómo las organizaciones han tenido que afrontar esta crisis.

En estos tiempos, los resultados de la extensa investigación sobre Psicología Positiva pueden ayudarnos a sobrellevar el confinamiento en las casas y esta crisis en general, porque la Psicología Positiva contribuye de forma clara y directa a que las personas, los grupos, los colectivos y las organizaciones tengan una vida más plena y satisfactoria, más digna de ser vivida. Su contribución a esta crisis viene ya desde su propia definición por Martin Seligman (uno de sus investigadores fundacionales) como «estudio científico del funcionamiento óptimo de las personas y organizaciones» que «estudia las personas y organizaciones positivas», y que «quiere comprender las bases del bienestar y la felicidad».

Pero lo «positivo» va más allá de lo puramente hedónico o placentero. Por aclarar un poco, por ejemplo, con uno de esos conceptos de uso común desde la Psicología como es la «felicidad». Esta no es la mera satisfacción de necesidades sin esfuerzo, sin tolerancia a la frustración, sin coraje para afrontar adversidades como la que nos está tocando vivir hoy día con los efectos de la Covid-19. La felicidad auténtica, la sostenible en el tiempo, tiene un sentido más amplio, si queremos eudaimónico (de Eudaimonia en sentido aristotélico como felicidad en la plenitud del ser y la práctica de las virtudes y la búsqueda del significado y sentido), en línea de conocer las propias fortalezas y ponerlas al servicio de algo que nos trasciende. Es la felicidad relacionada con la congruencia con los propios valores, el significado de la vida, las necesidades humanas básicas y la conexión social con los demás. Para mí, esta idea de felicidad es lo que desearía para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, y para el planeta Tierra en general.

En todo caso, lo positivo no debería definirse solo como «placentero» sino también como aquello que promueve el funcionamiento óptimo, el progreso y el desarrollo tan necesario ahora mismo por los efectos de la crisis de la covid-19. Por ejemplo, algunas emociones y situaciones no tan placenteras como la tristeza, la incertidumbre a lo que nos depara el futuro, la necesidad de perseverancia y esfuerzo continuado en reconstruir lo que ha destruido el virus, pueden ser importantes en la reconstrucción de nuestro bienestar individual y colectivo, del desarrollo personal, familiar y profesional, el desarrollo de la resiliencia personal y organizacional, el avance de las sociedades, y un largo etcétera. El mismo concepto de resiliencia o el de crecimiento postraumático conllevan en sí mismos la existencia de eventos estresantes y/o traumáticos para que surja como consecuencia la posibilidad de seguir teniendo un funcionamiento positivo e incluso salir fortalecidos tras el trauma generado por la covid-19.

La Psicología Positiva nos puede ayudar a conocer cuáles son nuestros puntos fuertes o fortalezas personales y ponerlas al servicio de algo que nos trascienda. En estos momentos de crisis, hemos visto cómo mucha gente se ha movilizado altruistamente para servir a los profesionales que están en la trinchera en esta lucha contra el virus, a la comunidad, a las familias más vulnerables, y un largo etcétera. Estas acciones sociales nos proporcionan ahora mismo una vida con sentido. Porque la felicidad, desde la Psicología Positiva, no es happy flower, sino llevar una vida significativa y con propósito. Y más ahora en estos momentos donde quizá nos podemos preguntar si el estar encerrados y encerradas para ayudar a no propagar el virus, el mantener la higiene personal y de la familia, hacer acciones voluntarias para ayudar a otros, etc., son acciones en las que ponemos las propias fortalezas al servicio de algo que nos trasciende.

Para mí, una de las acciones que han supuesto mayor satisfacción y logro personal estos días de cuarentena ha sido desarrollar una serie de píldoras formativas que llamé PsiCovid-19 y que están disponibles en mi canal de YouTube sobre Psicología Positiva para la Vida Cotidiana. En ellas explico con más detalle cómo la Psicología Positiva nos puede ayudar a sobrellevar esta crisis, ejercicios validados empíricamente que se pueden hacer para mejorar los niveles de bienestar y tratan temas como: optimismo, sentido del humor, la búsqueda de sentido, el concepto de felicidad, las fortalezas personales, la gratitud, el mindfulness, priorizar lo positivo, etc.

Puedes encontrar estos videos en:

https://www.youtube.com/playlist?list=PL0ZtUt6JgnOIK_7JSACRiHkMZvvz7nX2r

Un poco de autorreflexión estos días es una buena manera de comenzar a descubrir lo que realmente importa en la vida. Descubrir así nuestros valores más importantes; lo que da sentido a nuestras vidas. Quizá podamos descubrir los cambios positivos que necesita nuestra vida y nuestro mundo también. Cuidaos mucho, para poder cuidar a los demás.