Nos encaminamos irremediablemente hacia una etapa de incertidumbre, aunque también de esperanza. Creo firmemente que la crisis provocada por el COVID-19 nos aventura cambios transcendentales en nuestra manera de entender el mundo y en el modelo de sociedad del futuro. Nuestra cotidianidad, cualquiera que fuera y en el lugar que fuera, se ha visto invadida de manera repentina y amenazadora por una pandemia que nos ha llevado a una situación de emergencia sanitaria y de confinamiento sin precedentes recientes en nuestra historia.

Una de las pocas certezas que tenemos ahora es que es momento, más que nunca, de cuidarnos y de cuidar a los demás. Otro triste convencimiento es que las crisis siempre hostigan con más fuerza a los colectivos más vulnerables, en cualquier parte. En la India se está produciendo el mayor confinamiento del mundo. Más de 1.300 millones de personas habitan el segundo país más poblado después de China. A las dificultades que se derivan de confinar un país superpoblado hay que añadir un sistema sanitario frágil y la situación de pobreza en la que viven más de 370 millones de personas.

Esta crisis sanitaria viene a empañar los avances que se habían producido en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la ONU para 2030 y en la reducción de la pobreza extrema durante estos últimos años en la India. Nos sitúa, en definitiva, ante un nuevo panorama del que todavía desconocemos sus dimensiones.

No dejar a nadie atrás

Y en este escenario de crisis sanitaria y social, las ONG y todas las personas que colaboran con ellas tenemos un papel imprescindible. La solidaridad, el compromiso y la corresponsabilidad con quienes tienen menos recursos representan, más que nunca, el motor para seguir construyendo un mundo más justo e igualitario.

En la Fundación Vicente Ferrer (FVF), teniendo siempre presente la acción buena y justa hacia los demás que Vicente Ferrer nos legó, estamos actuando desde el primer momento de esta crisis empujados por el compromiso de solidaridad que nos transmiten día a día nuestros miles de colaboradores y colaboradoras. Seguimos trabajando en la India para proteger a las personas más vulnerables, ahora con la misión urgente de prevenir y mitigar los efectos de esta pandemia.

Esta crisis también nos está enseñando que nadie está exento de ser vulnerable. Cualquiera puede serlo y de manera imprevisible. "O nos hundimos todos o nos salvamos todos", decía Vicente Ferrer, porque solo avanzaremos si lo hacemos colectivamente. No podemos dejar a nadie atrás.

Cómo aborda nuestra organización la crisis en la India

Nuestra organización en la India está actuando en primera línea para prevenir y luchar contra el virus y trabaja con las administraciones públicas para desarrollar, de manera conjunta, las medidas necesarias para su contención. Hemos puesto a disposición de esta emergencia global nuestros recursos humanos y materiales para prevenir del virus y atender a las personas. Desde el cierre de las escuelas en la India el pasado 19 de marzo en los estados de Andhra Pradesh y Telangana, en los que la Fundación actúa, la prioridad ha sido asistir a la infancia con necesidades especiales y en situación de orfandad.

La divulgación de información en las aldeas, la cesión de instalaciones, la atención sanitaria en los hospitales y el suministro de alimentos a la población rural más vulnerable, están centrando nuestra acción durante estas semanas.

El Gobierno de Andhra Pradesh ha declarado el Hospital de Bathalapalli de la Fundación como centro de referencia para pacientes con Covid-19. En el resto de centros se atienden solo urgencias y partos para centrar los esfuerzos en la pandemia.

Estamos sensibilizando a la población rural, a la que es más difícil que llegue la información ya que no todo el mundo dispone de televisión o Internet, para concienciar y prevenir contra la expansión del virus. Además, el personal está fabricando gel desinfectante y las mujeres que trabajan en los talleres de comercio justo están haciendo miles de mascarillas cada día para apoyar la logística sanitaria.

Trabajamos junto al Gobierno local para proporcionar alimentos y medicinas para mitigar las posibles consecuencias de hambrunas durante el confinamiento que pueden afectar especialmente a la población infantil y también a los jornaleros que han perdido su empleo y sus familias. Hemos puesto a disposición nuestros centros, escuelas y otras instalaciones para pasar la cuarentena y, si fuera necesario, prepararlas como espacios de aislamiento, ya que parte de la población vive en chozas precarias que no son adecuadas para protegerse ni para confinarse por tiempo prolongado.

Los próximos días serán cruciales para muchos países. También lo será para la India. No podemos valorar todavía cuál será la situación después de esta pandemia y emergencia global, pero sí que podemos poner todo lo que esté de nuestra parte para paliar el sufrimiento de quien menos tiene. Y esa ha sido y sigue siendo una responsabilidad de todos y todas.

El mundo lo habitan muchas personas, pero una sola humanidad.