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El confinamiento empieza por ti

Emoción. Se dice del sentimiento muy intenso de alegría o tristeza producido por un hecho, una idea, un recuerdo, etc. Todos tenemos gran capacidad para contagiar emociones. No debemos olvidarlo.

Sin duda, son tiempos complejos en los que no es fácil mantener el ánimo. La situación nos ha llevado a distanciarnos de compañeros, familiares y amigos, a aislarnos en nuestros hogares y a modificar nuestra forma de comunicarnos. Todo eso hace que la comunicación no verbal y la ausencia de la misma adquieran más importancia si cabe.

Ahora que el uso del correo electrónico prolifera, que los mensajes escritos están por encima de los orales y que se han duplicado las publicaciones en redes sociales y las videollamadas, ahora es cuando más tenemos que cuidar esas palabras. También es bueno recordar, como dijo el filósofo griego Aristóteles, que "la amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas".

En la transmisión de sentimientos y emociones, las palabras solo participan en un 7 por ciento. Todo lo demás corre a cargo de la entonación, del volumen, del timbre de voz, de nuestros gestos, de las miradas, de nuestras manos? De todo eso de lo que hoy esta maldita pandemia nos ha alejado.

Es innegable que, salvo raras excepciones, nuestra condición de seres sociales nos lleva a relacionarnos, a vivir en comunidad, a tener la imperiosa necesidad de vernos, de sentirnos cerca, de tocarnos, de escucharnos. Es por ello que, dada la situación de confinamiento en la que nos encontramos, debemos fomentar esa comunicación no verbal por encima de la verbal, esos sentimientos que van más allá de las palabras, esas emociones que mueven cada uno de nuestros actos.

Vienen tiempos nuevos donde habrá que cumplir una serie de reglas relacionadas con el distanciamiento social. Una época en la que, a buen seguro, nuestro entorno y nuestras relaciones ya no serán como hace un mes y medio. Por todo ello, que tu pensar y tu sentir conviertan tus palabras en el mejor instrumento para comunicarte. Más saludos cariñosos y más sonrisas con los ojos. Signos de complicidad...

No es un arte: es una necesidad.

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