Menuda alineación, cambios a destiempo, falta de motivación de los jugadores... Hace un par de meses todos éramos ese entrenador que hubiera hecho mejor las cosas cuando perdía tu equipo. Desde que no hay fútbol, la competición está en otro sitio y esa afición tan nuestra aparece en cada videollamada familiar y en tantísimos tuits incendiarios mientras las comidas de domingo siguen suspendidas. Pronto compartiremos en ellas la pasión por comentar la crisis sanitaria con el cuñado de turno experto en expandir bulos. Y esto no es una opinión, lo ha demostrado la BBC en una investigación -no pretendidamente científica, pero un estudio al fin y al cabo- sobre el origen de cientos de historias engañosas durante la pandemia. Los parientes de alguien son uno de los siete tipos de personas que difunden falsedades. Los otros son los políticos, con Donald Trump a la cabeza; los bromistas, que no entienden que hay quien no pilla el chiste; los conspiranoicos habituales; algunos famosos; estafadores desalmados, y supuestos profesores o trabajadores sanitarios, anónimos, claro, que se aprovechan del plus de credibilidad del que carece el resto.

Los cuñados llevan un tertuliano dentro y se sienten confirmados al compararse con los profesionales en televisión porque hace tiempo que las tertulias se ven como un partido de fútbol; no uno normal, sino de alta tensión, un derbi o un Real Madrid-Barcelona para disfrutar con cada gol de tu equipo, las buenas paradas, los regates y jugadas de tiralíneas. O sufrir si es el rival el que va ganando. Cierto que son espacios de opinión, pero sigue siendo duro observar a algunos periodistas defender y atacar a quien corresponde con una fiereza y certeza inauditas, propias de un portavoz político.

Tanto en pantalla como en las conversaciones caseras -y ahora en demasiados corrillos en las calles de padres o paseantes de perros-, el más vilipendiado es quien ostenta el mando único, Pedro Sánchez, pero pocos líderes escapan a las críticas de unos u otros. Hay para todos. Y también para los expertos, científicos, médicos, lo que sean, que han tenido que asumir alguna responsabilidad en la gestión de esta terrible situación. Por eso Fernando Simón se negó a dar los nombres de los miembros de la comisión que decidirán si los territorios cumplen o no los criterios para pasar de fase. Porque es inaguantable para estas personas trabajar en libertad con la enorme presión a la que son sometidos.

El epidemiólogo, protagonista ya de infinidad de memes, no se maquilla para sus intervenciones, su trabajo no requiere lucir un aspecto lustroso, y Pablo Motos bromeó con que tenía aspecto de haber dormido varias noches en un coche. Como siempre, el chiste puede ser más o menos afortunado, pero de ahí a desatar una batalla política en Requena hay varias etapas de escalada. Al concejal socialista del municipio David Calvo no le hizo ninguna gracia y atacó al presentador, a quien salió a defender el Partido Popular de la localidad, que propone hacerlo Hijo Predilecto.

Allí no se habla de otra. El asunto ha desplazado a la crisis en sí y al 'Merlos Place' que sigue proporcionando enormes cifras de audiencia a Mediaset; un suculento estipendio a una de las implicadas, Marta López, que cobrará 33.000 euros por estirar el tema tres meses, y de rebote ha convertido a Jorge Javier Vázquez en nuevo referente de la izquierda, ironizaba él mismo, tras ser citado por Gabriel Rufián en el Congreso. Otros sacaron sin venir a cuento a Napoléon y al Che Guevera. Ahí está el nivel.