Como profesional de la igualdad, desde el caos social tras los hechos y datos que, de las instituciones comunicaban. Empezamos a asimilar la peligrosidad de una secuencia viral minúscula que tenia un potencial destructor como cualquier diosa o dios de la antigua Grecia. Fuimos cayendo en una duermevela de acciones, de medidas urgentes, instrucciones, órdenes, decretos, como jamás imaginados, y ante ellos nosotras nos crecimos, actuamos y reinvetamos nuestras formas de cuidar a las personas.

Entramos en fases, y tras ello se plantean, retornos, regresos a la sensibilización de la igualdad , la atención individual, el seguimiento de las mujeres e hijas e hijos víctimas de la crueldad de la violencia de género, que aún están confinados físicamente, porque ya lo estaban anteriormente aún con movilidad, intentando ser silenciadas/os, por parte de estos hombres violentos. Pero, ¿ahora que? ¿Qué valoración hacemos? ¿Qué marca de género ha dejado el virus?

Nos hemos encontrado con nuevas realidades, brechas tecnológicas, tanto en la sociedad en general como en las mujeres en particular, haciéndolas aun más vulnerables si cabe. Mujeres migradas con escaso acceso a los recursos, aumentos de llamadas de información, ayuda y socorro a las líneas telefónicas habilitadas para ello, mujeres con grandes cargas mentales teletrabajando e intentando conciliar, y muchas otras que nos afectan como colectivo.

Ahora que volvemos a esta supuesta «normalidad», si volvemos a los parámetros anteriores de poco nos ha valido el aprendizaje de lo esencial, primordial y constatado como necesidad. Hemos de elaborar indicadores de impacto de género extensos, para accionar, dotar y blindar de realidad las necesidades básicas que han salido a la luz tras esta situación.

No escucho ni un refuerzo de los recursos económicos a medio o largo plazo. Hace poco leía una entrevista de una jurista reconocida y prestigiosa a nivel estatal comentando la repercusión social en los matrimonios tras el confinamiento; también comentaba las demandas de separación a las que se iban a tener que enfrentar, y los refuerzos de personal en los juzgados de primera instancia. Cuál mejor aprendiz de Hogwarts y visionaria de la tensión acumulada y vivida entre parejas, para comprobar que no eran felices y no quieren seguir estando así. Pero nada oí u observé, en el análisis de las que han estado tantos días confinadas con sus maltratadores y que una posible salida es un divorcio. Efectivamente, ningún enfoque de género de la experta. Si se desea implementar realmente una recuperación integral, tendremos que dotar a las plantillas de más profesionales de la igualdad, para atender la diversidad de formas de violencia. Secuelas físicas, psicológicas, sexuales, por supuesto esto último, nada tratado ni visible. Eso sería un despertar rotundo a la realidad social que supera lo estético, lo bello o lo agradable.

Lo que nos dejan claras las situaciones complicadas sean estas, las de desarme o similares, es que lo más valioso es poner la vida como centro, pero de verdad, no como si fuera un mantra sonoro e hiznopizante, sino con la amplitud necesaria para conceptualizar bien los cuidados. Para eso es necesario escuchar a las grandes cuidadoras universales, las mujeres con sus grupos de representación, con las técnicas de igualdad, con los colectivos afectados y directos. Hay que poner atención a las mujeres sabias, mujeres que cuidan y han cuidado y cuidarán; ellas, las que hacen políticas eficaces y desde ópticas más humanistas y éticas, que desarrollan acciones inclusivas y donde el cuidado hacia la ciudadanía, está enraizado como las propias pulsaciones internas. Por ello, me cuestiono: ¿hacia dónde van a ir las políticas de igualdad en las agendas?

¿Cómo vamos a gestionar las necesidades detectadas? ¿Qué dotaciones económicas van ampliar? ¿Qué servicios y cuánto personal cualificado y técnico aumentarán?

No hay mayor reconstrucción que un acompañamiento cercano y profesional desde las instituciones públicas, ni como desde los colectivos especializados hacia las políticas integrales, igualitarias y de acción.

Atiendan, igual que actualmente escuchan a expertos/as, esperamos que presten atención a las profesionales y expertas de igualdad en la vuelta a la "no normalidad" pasada. Tenemos claro que la vida ya está situada en el centro. ¡Ahora, debemos saber , regarla y mantenerla para que florezca esa deseada sociedad igualitaria, justa y libre a la que todas apelamos y deseamos! ¡Y aquí estamos profesionales y mujeres para compartir sabidurías y buen hacer!