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Reflexiones

Sobre las relaciones

Dos meses en casa, dos meses para parar nuestro ritmo frenético, dos meses para cuidarnos y dos meses para pensar?Sin embargo, habremos ordenado nuestros hogares a lo Marie Kondo, habremos jugado y hecho deberes con nuestros hijos, habremos acabado ese libro pendiente?

En todo este tiempo de confinamiento, puede que hayamos llegado a la conclusión de que no necesitábamos demasiado para vivir y que en realidad podíamos subsistir con muy poco; comida, agua, medicinas en su caso y un poco de ejercicio? Algunos estamos hasta eufóricos por haber superado tremendo reto; el reto de haber estado apartados durante tanto tiempo del ruido y lo superfluo. Pero? ¿de verdad hemos vuelto a lo esencial y nuestros hábitos han cambiado?

Conozco muchas personas que diariamente alardeaban de las decenas de videollamadas que mantenían semanalmente y además todos somos conscientes de que nunca antes se había consumido tanta tecnología como a lo largo de estos meses. Todo lo cual me lleva a pensar que otra necesidad básica y que evidentemente todos anhelamos cubrir es la necesidad de afecto.

Me reconozco cometiendo el mismo error, el error de consumir parte mi tiempo en relaciones efímeras; rápidas conversaciones para 'cumplir', muchas veces hablando de todo y de nada a la vez y como consecuencia, casi sin querer, olvidarme de mí. Seguramente, relaciones que reflejan la inmediatez y la impaciencia que impera en nuestra sociedad y que irremediablemente nos ha contagiado de alguna manera a todos? Esta otra pandemia de la que hablo, parece que no puede evitarse quedándonos en casa o usando mascarillas. Pero, soy optimista y sospecho que existe ya vacuna para tal 'enfermedad'?

No me resigno a imaginar una relación (de amistad, de pareja, de familia) que no se base en la serenidad, en el compartir, en la escucha activa, en estar presente para el otro? pero ¿es posible quizá ofrecer algo que no tengo?, ¿es posible compartir un tiempo de calidad si no lo reservo tan siquiera para mí?

Efectivamente las prisas se han apoderado de nuestras relaciones y la autenticidad ha pasado a un segundo plano; casi no queda tiempo para conectar de verdad con las personas y pareciera que nos quedáramos tan solo en la superficie? nos conformamos con el envoltorio.

Probablemente sanaremos, pero cuando aprendamos a descubrir el regalo que posee cada ser en su interior, cuando hablemos menos y escuchemos más, cuando seamos capaces de agradecer lo que tenemos? cuando nos mostremos tal cual somos, cuando finalmente seamos de nuevo seres genuinos. Sinceramente, creo que solo desde la honestidad y la libertad tendremos la capacidad de darnos al otro con calma y estar preparados para sostener relaciones sanas, relaciones humanas. En caso contrario, a lo largo de nuestras vidas tan solo utilizaremos a personas para que llenen ese vacío que se origina al correr durante años y años mirando hacia otro lado? convirtiendo, por cierto, a los demás en responsables de nuestra felicidad.

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