Yo soy una de esas personas qué todos los días sale a aplaudir a las 8 de la tarde al personal sanitario y por extensión a la primera fila. Por mi labor profesional tengo contacto directo y estrecho con todo el ámbito sanitario.

En ese aplauso diario merecido, luchado y sufrido por el colectivo sanitario, quiero en primer lugar reconocer mi alta estima a cada uno de los estamentos profesionales, conductores de ambulancia, celadores, administrativos, mantenimiento, limpieza, auxiliares, técnicas , enfermeras, médicos , médicos especialistas , direcciones y seguro qué me habré olvidado de alguien. Disculpas.

Pero he de reconocer qué en el momento del aplauso resonando en el eco de la calle, mi pensamiento por proximidad se va hacia el colectivo de auxiliares de enfermería (conocidas ahora como tcae)

Aunque en la actualidad ya son muchos los hombres qué forman parte de este colectivo, cierto es que la inmensa mayoría son mujeres. Hecho por el cual a partir de ahora me referiré a este colectivo en femenino.

Si hay una primera línea dentro de la primera línea, esas son las auxiliares.

En el ámbito estricto de la hospitalización y utilizando el lenguaje bélico qué desde el inicio de la pandemia se ha venido utilizando, las auxiliares serían la infantería. Las del cuerpo a cuerpo.

Las auxiliares son las qué más contacto físico y las qué más tiempo se interrelacionan con los pacientes. Son las qué más preguntas y consultas reciben, no pudiendo contestar a la mayoría de ellas. Son las qué soportan el primer golpe de las críticas, las quejas y las denuncias. Y han de lidiar habitualmente con los familiares, algunas veces con la impaciencia de estos. Aunque es cierto que en esta situación los familiares y acompañantes no han estado.

Esto me viene al hilo para añadir también qué las atenciones qué estos familiares y acompañantes pueden "ahorrar "a las auxiliares tampoco ha existido en este proceso.

Las auxiliares son la primeras en acudir a la demanda del paciente.

En muchos casos les han de dar la comida.

La limpieza de las camas y de los pacientes es diaria y continua. Lavarlos, cambiar los pañales y ese largo etcétera de tareas diarias dentro del turno de trabajo.

La proximidad y el tiempo de dedicación al ingresado hacen fluida la comunicación y por tanto son las qué no paran de dar ánimos y esperanza.

Los diferentes estamentos sanitarios están valorados profesional y económicamente con criterios de formación y responsabilidad, como no podía ser de otra manera.

La sociedad ha de valorar a toda la familia sanitaria, tanto profesional como económicamente. No está bien pagado nadie. Y son merecedores del más alto reconocimiento.

En este artículo pongo el foco en las auxiliares, qué por todo lo anteriormente reflejado son las qué más riesgo de contagio sufren. A más tiempo de exposición, más riesgo de contagio.

A las auxiliares qué auxilian gracias.