Ahora que comienza a vislumbrarse el fin del confinamiento y una sensible disminución de los nuevos casos de infectados por el virus covid-19 y, sobre todo, del número de fallecidos, la hora del balance se acerca. Se hará sobre todo y sobre todos, es decir, sobre lo que ha funcionado y lo que ha fallado pero también sobre la actitud que han tenido aquellos que tenían responsabilidades directas en la gestión de esta pandemia cuya extensión y virulencia ha sorprendido a todos. Se deberá estudiar la gestión de los gobernantes en los tres niveles de la administración pública pero también la de la oposición. Adelanto una: criticar es muy fácil, lo complicado es aportar soluciones con el riesgo de equivocarse.

Surge la duda de hasta cuando la pandemia que aún no ha desaparecido seguirá ocupando las portadas de los periódicos y las cabeceras de los telediarios. Porque lo más importante es siempre mirar hacia el futuro, inmediato o lejano, los españoles debemos comenzar a hablar de otros temas que no sea el coronavirus. Es cierto que para varias generaciones las imágenes de ciudades vacías, los discursos del presidente del Gobierno en la televisión y los balcones con miles de personas aplaudiendo a la vez formarán parte de su memoria. Sin embargo, los niños y las niñas serán los que escriban el relato más veraz porque al pasado de lo vivido sumarán la verdadera realidad de lo ocurrido. Tolstoi escribió Guerra y Paz 60 años después de que ocurrieran los principales acontecimientos que describe en su libro. Y esa perspectiva de no haber vivido los hechos otorga al texto de una pátina de veracidad y sinceridad que sólo se consigue cuando el tiempo adormece los gritos y aparecen los hechos silenciosos que atestiguan lo que en verdad ocurrió.

La derecha política y mediática culpabiliza a Pedro Sánchez de todos los males que ha traído el virus covid-19; si alarga el Estado de alarma o si lo acorta, si concede ayudas a colectivos más desfavorecidos o si no lo hace. Incluso de los lógicos desajustes que se hayan podido producir en asuntos que son competencias de las CCAA también ha sido Sánchez el responsable. El Partido Popular ha querido sustituir el Estado de alarma por el Estado de la crispación, que tantos réditos le dio en el pasado. Más valdría a los populares analizar los recortes que han llevado a cabo en materia de sanidad pública - dramáticos en la Comunidad de Madrid - o porqué la mitad de las muertes han ocurrido en residencias de ancianos privadas.

Como ya ha ocurrido en otras ocasiones, la derecha española pretende auto erigirse en guardián de las esencias de la patria española, poniendo todos los obstáculos posibles para la resolución de esta crisis sanitaria. Todas las víctimas son recordadas a diario. Cuando salimos a aplaudir a las 8 a balcones y ventanas damos las gracias a aquellos que han puesto en peligro sus vidas por todos los demás pero también para decir adiós a los que ya no están.