Agradezco mucho a Levante-EMV la oportunidad de participar en este foro de opinión, «Después del coronavirus», en un momento ya de ciertos cambios, de manera anhelada, de la fase 0 de desescalada a la fase 1 y hacia la «nueva normalidad», por lo que me permite reflexionar con cierta perspectiva y más sosiego.

En estas semanas de confinamiento lo más duro para los alcaldes y alcaldesas es estar viviendo directamente el sufrimiento de mucha gente; no poder despedir socialmente a las personas fallecidas por afección del virus o por otras enfermedades, sin espacio para acompañar a familiares y amigos en su condolencia. Y ser consciente de que la atención a las víctimas sanitarias, sociales y económicas de esta pandemia va a inundar nuestro tiempo, ánimo, capacidad y dedicación.

Reorganizar así, más allá de la regulación del BOE, una Administración local está suponiendo una titánica tarea que reivindica de nuevo el valor de los servicios públicos y del gran número de trabajadores y trabajadoras que los prestan al lado de la ciudadanía, y a los que hay que mostrarles nuestro reconocimiento y agradecimiento.

De esta manera, los municipios hemos tenido que afrontar tareas de desinfección en nuestras calles y espacios de riesgo, reparto de equipos de protección a numerosos colectivos, la puesta en marcha de programas especiales de Servicios Sociales para atender a los colectivos más vulnerables, adoptar resoluciones económicas para las actividades que no se pueden realizar, que la administración online se convierta en la gran herramienta para que los vecinos puedan seguir relacionándose con su ayuntamiento, etc.

Con todo ello, desde Llíria, siendo Ciudad Creativa de la Música por designación de la UNESCO, hemos querido contribuir a que las acciones de carácter Cultural y Social ayuden a seguir vertebrando la sociedad en momentos difíciles y que también nos ayuden a pasar mejor el confinamiento. Al suspenderse tradiciones festivas tan importantes en nuestro calendario como las Fallas, la Semana Santa, fiestas de Pascua y Sant Vicent, necesitábamos compartir mensajes de alegría y esperanza. Por lo que hemos impulsado diversas iniciativas como interpretar la 9ª Sinfonía para celebrar internacionalmente la fecha del fallecimiento del compositor en el Año dedicado a Beethoven; sumarnos al Día Mundial del Jazz con otras Ciudades Creativas de la UNESCO, interpretando conjuntamente nuestros músicos el popular tema «Work song», dedicado con motivo del 1 de Mayo a todos los trabajadores públicos y esenciales que aplaudimos cada día a las ocho de la tarde; o celebrar el Día de Europa junto al Valencia CF con el Himno Europeo dedicado a la necesidad política y social de fortalecer nuestro espacio común en Europa. Todo ello ha sido muy valorado por nuestros vecinos y vecinas, y reconocido oficialmente por la UNESCO en sus redes sociales.

La crisis de la Covid-19 incide en nuestras vidas de una manera tremenda, nos cambia todas las prioridades en las que nos estábamos desenvolviendo. No solo nos cambia la mirada hacia un Sistema Sanitario que hoy sabemos que hay que cuidar mucho más, igual que cambia nuestra mirada hacia esa gran infraestructura de la sociedad que supone la Vivienda. Además, cambia la forma de trabajar acelerando la implantación del empleo desde casa en muchas profesiones y en grandes empresas, descubriendo también nuevas brechas laborales.

Igualmente nos cambia las prioridades a los gestores públicos y tensa a las administraciones a dar respuestas inmediatas ante un escenario de pánico para mejorar nuestro estado de ánimo, porque el miedo ha sido siempre un gran motor de cambio a lo largo de la historia.

Entenderemos ahora mucho mejor la Transición Ecológica que debe suponer una transformación profunda del tejido productivo, planificada conjuntamente entre instituciones, empresas, trabajadores y entidades locales. Implantar una economía circular, descarbonizada, con una reconversión en sectores verdes que permita la redistribución de la riqueza entre capital y trabajo, fortaleciendo la investigación y desarrollo sostenible para una mayor justicia social. Y en ese camino de la Covid-19, en «tiempos de virus», hemos de fortalecernos social e individualmente con mucha innovación. Tendremos que reinventarnos mientras haya una gran cantidad de víctimas sanitarias, sociales y económicas. Estamos viviendo una experiencia tremenda. Pero también un reto que debe ser apasionante, y no solo mientras tengamos que vivir con el coronavirus.

Un escenario desconocido e impensable que deja en evidencia muchas debilidades de nuestra sociedad. «Solo cuando baja la marea, se sabe quién nadaba desnudo», suele decir el financiero Warren Buffet. Sabemos lo que no podemos hacer pero no qué es lo que haremos en muchas de nuestras acciones habituales. Los expertos advierten del peligro de una segunda oleada de contagios. Puede desaparecer todo aquello que ponga en riesgo la salud de mucha gente, como los abrazos. La clave no va a estar en lo que se autorice o se prohíba en cada «Fase» y que no cabe en el BOE. Estará en nuestro talante e imaginación para sustituir hábitos que ya no son seguros ante un virus respiratorio altamente contagioso. La responsabilidad, el sentido común, hábitos de consumo inteligente y de proximidad, la solidaridad y el respeto son las alternativas que nos permitirán sentirnos cómodos y seguros.