Hace uno días escribía, en los pergaminos de esta casa "La Europa insolidaria", una columna que criticaba los puntos débiles de la Unión Europea. Decía que estamos ante una Europa a dos velocidades. Una Europa con intereses contrapuestos entre el Norte y el Sur. Hace diez años, por estas mismas fechas, España vivía una crisis galopante que puso en evidencia quién mandaba en los aposentos de Bruselas. Las políticas merkelianas se impusieron a las socialdemócratas. Una imposición que trajo consigo el desmantelamiento del Estado del Bienestar. Un desmantelamiento, sin escrúpulos, que dejó herida de muerte a la clase media española. El "Decretazo" de Zapatero, de mayo del 2010, supuso el fin del zapaterismo y el triunfo del PP. Los votantes socialistas castigaron la "derechización" de ZP. Una herida, a la socialdemocracia, que ha tardado casi una década en cicatrizar.

Hoy, con el Covid-19 dando sus últimos coletazos, Pedro Sánchez se encuentra en el mismo punto que se encontraba Zapatero. Pedro ostenta el cetro de una ideología que saca los colores a Europa. Más allá de las medidas aprobadas - de las prestaciones y ayudas a trabajadores y PYMES - el Estado se encuentra como aquel enfermo de la España de Zapatero. Estamos ante un Estado débil por los efectos del coronavirus. Un Estado, en la encrucijada, que debe decidir si camina por la vía de los estímulos o por la vía de los recortes. Y dicha decisión, no es para nada absoluta, sino que está determinada por lo que decidan los socios europeos. Así las cosas, es muy probable que vuelvan los nubarrones. Los mismos que hace una década le costaron el cetro al zapaterismo. Si Europa decidiera arreglar, el desaguisado del Covid19, por la vía de la austeridad; Pedro tendría los días contados en los jardines de La Moncloa.

Aunque las encuestas recientes sean complacientes con la gestión del Ejecutivo, lo cierto y verdad es que en política los días son minutos y los minutos, segundos. Una vez que el temporal amaine, será cuando el sanchismo se pondrá a prueba. Durante el próximo verano, estaremos preparados para juzgar si el Gobierno de coalición resistirá, o no, las secuelas del Covid-19. La resistencia pasará por no cometer el mismo error que cometió Zapatero. Pasará, como les digo, por evitar que se repita la España de los recortes. Si no se evitara, algo difícil que suceda, volveríamos a los tiempos merkelistas. Tiempos donde los mercados ganaron la partida al Estado. Y tiempos donde "los de abajo" pagaron la factura. Es, por ello, muy importante que el sanchismo pase la prueba. Es el momento de plantar cara a la Europa de la troika y los hombres de negro. Dicho esto, y sabiendo el poder que ostentan los cetros europeos, es muy probable que asistamos a una segunda parte de la crisis del 2008. En ese caso, a Sánchez no le quedaría otra que preparar la maleta.