Y si el turismo del futuro inmediato se parece mucho más al turismo del pasado? Hoy tenemos muchas más preguntas que respuestas, pero algunas claves empiezan a dibujarse en el horizonte.

Está claro que viviremos dos etapas: la «nueva normalidad» hasta que aparezca la vacuna contra el COVID-19 y la «normalidad» (¿tal y como la entendíamos?) una vez que contemos con ella.

Todas las crisis provocan la aparición de neologismos, y la del COVID-19 nos ha traído este concepto que parece sacado de una distopía: «la nueva normalidad». Lo cierto es que el turismo se democratizó a finales del siglo XX y se globalizó a comienzos del siglo XXI. Con la llegada del Estado del bienestar tras el final de la Segunda Guerra Mundial, las mayorías empezaron a «hacer turismo» a partir de los años 60 del siglo pasado. Antes era cosa de pocos y pudientes.

El turismo evolucionó de tal manera que España recibía más de 80 millones de turistas cada año hasta la crisis del COVID. La masificación de ciertos destinos, la multiplicación de cruceros y resorts, la apertura de Asia como gran emisor y receptor de turismo, el fenómeno de las redes sociales y su efecto en los destinos, el turismo de compras de lujo, el boom de la gastronomía o el turismo cultural, la preocupación por la sostenibilidad€ eran los ejes sobre los que pilotaba el turismo hasta hace dos meses.

Todas las formas de turismo son válidas y todas ellas se deben mantener con las lecciones aprendidas en esta crisis. Tan bueno es que un turista de largo radio con alto poder adquisitivo quiera conocer la Alhambra y comprar en tiendas de lujo, como que un obrero de Liverpool sueñe con sus vacaciones anuales en Mallorca. Es más, controlando la masificación, regulando los pisos turísticos y apostando por la sostenibilidad, no sólo es oportuno, sino que es justo que se democratice el turismo y que cualquier persona de clase media hoy haya tenido la oportunidad de visitar más países que un rey o un aristócrata de hace un siglo. Entre otras cosas, porque viajar y leer son las dos cosas que nos hacen mejores a todos.

Lo cierto es que esta es la segunda crisis mundial que nos ha tocado afrontar en una década y fue precisamente el turismo lo que más hizo por España para salir de la crisis financiera de 2009.

El turismo volverá a hacerlo, aunque esta vez le haya golpeado más por la propia naturaleza de esta crisis. En el corto plazo (hasta que aparezca la vacuna) el concepto clave será la seguridad. Siempre me ha gustado recordar que España ha sido elegida año tras año el mejor destino turístico del mundo según el Foro Económico Mundial por la suma de muchos indicadores entre los que se encontraban la seguridad y la sanidad. Esta crisis nos ha golpeado duro, como al resto de países más abiertos y avanzados del mundo (léase Estados Unidos, Francia, Italia o Reino Unido) pero España seguirá siendo líder mundial en turismo. Nuestra industria turística ha sido pionera en otros campos como la sostenibilidad, la calidad y la experiencia, lo seremos también como destino seguro.

El Gobierno de España, el resto de las administraciones y las empresas trabajamos codo con codo en elaborar protocolos que lo garanticen. Desde luego, les garantizo que Paradores está ultimando sus preparativos para ser un destino ejemplar en este periodo como lo ha sido siempre.

Todos sabemos que la temporada 2020 será dura. Sabemos que el segundo semestre del año en curso dependerá de cómo evolucione la pandemia, de las restricciones a la movilidad que establezcan los diferentes países, sabemos que dependeremos más del turismo nacional al principio y que la inexistencia de una vacuna condicionará nuestras vacaciones, desde el uso de playas y piscinas hasta la celebración de fiestas y espectáculos de masas, pasando por comidas o cenas en restaurantes.

Ese es el reto ahora: acertar entre todos en el diseño de los protocolos para dicha «nueva normalidad», funcionar de la mejor forma posible en los meses venideros hasta que aparezca la vacuna. Después, España seguirá contando con los mejores hoteles, restaurantes e infraestructuras del mundo, el mejor clima, gastronomía, Historia o cultura, la mejor oferta de experiencias, fiestas y paisajes, las mejores tiendas, museos o catedrales y seguirá siendo un destino seguro, no sólo desde el punto de vista de la seguridad ciudadana, también desde la seguridad sanitaria.

Somos líderes en turismo, lo seremos diseñando el turismo de la «nueva normalidad» y por supuesto que volveremos a serlo cuando todo esto pase, aunque la normalidad del futuro haya incorporado entonces nuevos elementos y algunos de ellos incluso sin que nos demos cuenta.