Las redes sociales se han inundado con comentarios sobre la entrevista que Matías Prats hizo a Pablo Iglesias durante el informativo del domingo en Antena 3. Hay para todos los gustos.

A mí le entrevista me pareció correcta. Tensa, porque Matías Prats no se anduvo por las ramas y fue muy directo.

Con más de 27.000 muertos era normal que le preguntara sobre la gestión del Gobierno durante toda esta crisis y qué cosas se habían hecho mal.

Pero lo que me más me ha sorprendido de todo el jaleo que se ha montado es que se haya cuestionado al periodista por el mero hecho de hacer preguntas, que eran absolutamente necesarias en la situación actual dado el elevado número de víctimas mortales y de contagios, aunque no del agrado del señor Iglesias.

La función del periodista debe ser siempre la de actuar como contrapoder, nunca de sumisión o sometimiento y su labor consiste en preguntar y repreguntar tantas veces como sea necesario. Los políticos evitan pronunciarse en todas aquellas cuestiones que son espinosas o pueden perjudicarles. El buen periodista tiene que saber entresacarlas y conseguir que el entrevistado responda a todas las cuestiones.

Iglesias pidió prudencia al veterano periodista de A3 cuando este le preguntó sobre su responsabilidad en las residencias de mayores, donde se ha generado el mayor foco de contagios y de muertes. Matías Prats metió el dedo en la llaga al entrevistado, pero Iglesias rehuyó su responsabilidad en la gestión, aunque su ministerio tiene las competencias en esta materia y lo atribuyó a la era de los recortes del PP. De nuevo, la herencia recibida. Autocrítica, ninguna.

No sé si alguno de ustedes ha visto cómo trata la prensa americana a los políticos en EEUU. No hay el más mínimo atisbo de compasión con el entrevistado.

Aquí los políticos quieren entrevistas complacientes, de autobombo, que sirvan de lavado de imagen del político de turno, evitando las preguntas comprometedoras.

Hemos pasado de las ruedas de prensa en plasma a comparecencias con preguntas filtradas sin periodistas. Todo muy light.

Hoy más que nunca el papel de la prensa y de los periodistas es fundamental porque sin una prensa libre, no hay democracia que valga.