El tiempo pasa rápido en el placer. Es una afirmación de Schopenhauer que ilustra la paradoja de no valorar debidamente el tiempo cuando, sin embargo, ensalzamos todas las formas de placer que lo sepultan. Plagas, epidemias y pandemias han existido desde los albores de la civilización y el COVID-19 representa el último ejemplo de una interminable serie de catástrofes globales. Comprender cómo los seres humanos precedentes han tratado estos sucesos en el pasado puede ayudarnos a comprender la situación actual y a reaccionar de forma efectiva.

En lo más hondo de esta coyuntura están las personas que fallecen y sus familiares. Conozco a alguno y eso me ha hecho reparar de nuevo en mi propia mortalidad, en la de mis allegados. Toda crisis, individual o colectiva, deja al descubierto debilidades que no hemos podido detectar y reparar a tiempo, nos enfrenta a nuestras carencias.

Estos días hemos puesto el foco en la forma de nuestras ciudades, en los espacios de nuestras viviendas, incluso en la convivencia vecinal, trayendo de vuelta lo local. La recuperación de esta proximidad supone una vuelta instintiva a una economía de medios de escala reducida y a la necesidad de mantener hábitos sostenibles.

La participación ciudadana y la innovación resultan imprescindibles en el actual contexto para adaptar nuestros escenarios usuales (trabajo, vivienda o esparcimiento) a las coyunturas derivadas del COVID-19. En el sector de la edificación existen numerosos agentes con una implicación total en esta empresa ofreciendo para ello su ayuda y su talento. Resulta imperativo poner en consonancia los sucesos recientes con la búsqueda de una noción fieramente humana de la Arquitectura.

Los esfuerzos para frenar la crisis climática y ecológica deben ser prioritarios en nuestros planes de recuperación porque el futuro no debe improvisarse. No puede obviarse que los efectos y la mortalidad del virus dependen también de factores climáticos. El Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA, Center for Research of Energy and Clear Air) ha compilado investigaciones científicas recientes que apuntan a que la contaminación ambiental empeora los efectos del COVID-19 y aumenta el riesgo de contraer el virus. Incluso en la presente coyuntura debemos prepararnos para reconstruir la economía e impulsar programas de recuperación necesarios para un renovado y sostenible progreso del tejido productivo.

Todos los agentes implicados en la edificación debemos centrarnos en llevar a término una reactivación e impulso del sector que gire entorno a 5 ejes prioritarios: marco normativo, profesionales, actividad de rehabilitación, refuerzo del sector e innovación.

Un impulso normativo, a través de la agilización administrativa y la adaptación de la normativa a las nuevas realidades. Un impulso a los profesionales, con una dinamización y activación de los proyectos públicos, así como una renovación de edificios y entornos urbanos en alianza con los municipios. Un impulso a la actividad de rehabilitación a través del fortalecimiento y diversificación de los instrumentos financieros. Un impulso a la globalidad del sector, apostando por la vigorización del tejido empresarial, en especial mediante el empleo de materiales y soluciones innovadoras que posibiliten la adaptación de los espacios físicos a los actuales rigores sanitarios. Por último, un impulso de la innovación a través de la industrialización y la construcción 4.0, reforzando la necesaria colaboración público-privada en la transferencia de conocimiento y mejorando las capacidades del sector.

Percibo el compromiso firme de todos los agentes en la consecución de un objetivo común: lograr el máximo desarrollo de nuestro potencial como segmento fundamental de la sociedad. Hablo de financiar proyectos de mejora de edificios y espacios en los municipios, de impulsar a través de subvenciones y mecanismos innovadores de financiación la mejora de la accesibilidad y rehabilitación de los edificios residenciales, de buscar y apoyar la innovación para adaptar viviendas y espacios de trabajo a las necesidades actuales. Todo ello entorno a cuatro pilares: bienestar, salud, resiliencia y diálogo con la ciudadanía.

Recientemente, trece ministros europeos suscribieron una carta instando a la Comisión Europea a examinar elementos del Acuerdo Verde Europeo, incluido su Plan de Inversión, para impulsar una recuperación verde y una transición justa, sostenible y climáticamente neutral.

En situaciones de incertidumbre extrema, los gobiernos son los principales responsables de aportar soluciones que, en la medida de lo posible, mitiguen las dificultades surgidas. Vivimos un contexto extremadamente complejo y mudable que requiere que tomemos conciencia de todo lo vivido estos últimos meses de cara a anticiparnos para las dificultades que nos aguardan en el futuro y, en la medida de lo posible, evitarlas en beneficio de todos.