Un día antes de que el Gobierno anunciara que había llegado a un acuerdo con EH Bildu y Unidas Podemos para derogar la reforma laboral, la dirigente vasca Idoia Mendia fue objeto de amenazas por parte de grupos abertzales, que lanzaron pintura roja y pasquines a la puerta de su casa donde podía leerse "asesina".

Huelga decir que los actos no han sido condenados por la izquierda abertzale que justifican los hechos por la situación del etarra Patxi Ruiz, en huelga de hambre y asesino del concejal de UPN Tomás Caballero.

El acuerdo de derogación de la reforma laboral de Rajoy ha pillado por sorpresa a los agentes sociales. La patronal ya ha anunciado que abandona las negociaciones y no retomará el diálogo mientras no haya una rectificación. Normal.

Los sindicatos, aún estando de acuerdo con esa derogación, critican las formas por no haber sido convocados a ninguna reunión.

También dentro del Gobierno la propia ministra de Asuntos Económicos Nadia Calviño no salía de su asombro y perplejidad. No solo por cómo se había hecho las cosas sino por el momento elegido, vigente todavía el estado de alarma.

Cada vez se hacen más patentes las mentiras del presidente del Gobierno. Dijo que no pactaría con los populismos y lo primero que hizo fue nombrar a Iglesias vicepresidente del Gobierno y formar un gobierno de coalición con Unidas Podemos, con el apoyo de los independentistas. Todo lo contrario de lo que dijo que haría.

Ahora con EH Bildu, con quien también dijo que no pactaría nunca, llega a un acuerdo para derogar la reforma laboral. Otegui ha dicho que hay que cumplir con la palabra dada. Ya sabemos cómo las gastan los proetarras y el valor que tienen sus palabras, si no empuñan un arma.

El acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos para el sí a la investidura de Pedro Sánchez contenía entre otras medidas, la derogación de la reforma laboral. El Gobierno, sin embargo, siempre ha defendido derogar los aspectos más lesivos, pero no su totalidad.

Pero aquí se trata de abolir todo lo que haga el adversario político, máxime si es de derechas, llámese reforma laboral o ley de educación. Gobierno nuevo, leyes nuevas.

La reforma laboral de Rajoy, buena o mala, ha servido para reducir el número de desempleados, concretamente 1,2 millones de parados menos y 1,6 millones de afiliados más a la Seguridad Social en los seis años de Gobierno del PP. Cierto que se trata de trabajos precarios y mal remunerados.

Falta ahora saber qué reforma del mercado de trabajo tiene pensado presentar el Gobierno, si es que tiene alguna, para revertir la situación.

Si el problema eran los contratos basura y la elevada temporalidad, ¿qué piensan hacer para que los empresarios, en una coyuntura económica como la que se avecina, hagan a sus empleados fijos?

No sé si son conscientes de la realidad en la que vivimos. Me temo que no.

Antes de apresurarse a derogar esta ley deberían haberse sentado con los agentes sociales, es decir, con la patronal y los sindicatos. Es una materia que compete a los agentes sociales y no al Gobierno, a quien en todo caso corresponde ratificarla, pero nunca imponerla de manera unilateral como se ha hecho. Se han olvidado del diálogo social que es una pieza fundamental en cualquier negociación que afecte a trabajadores y empresarios. Sencillamente se lo han saltado por un puñado de votos.

España es uno de los países con mayor rigidez en el mercado laboral. En EEUU donde la tasa de paro es del 3,5%%, el despido es libre. Cifras referidas a antes de la crisis sanitaria. Ahora lógicamente el desempleo se ha disparado al 15%.

Y lo mismo va a pasar en España, donde el Banco de España ha dibujado un escenario peor de lo esperado, con una caída del PIB entre el 9% y el 12% y una tasa de desempleo del 22%.

Con esta coyuntura que se avecina ¿Van las empresas a contratar más personal? Por desgracia, no. Más bien al contrario. Y no lo harán mientras no se vislumbre una recuperación de la economía y de sus negocios. Lógico por otra parte.

La necesidad de poner en marcha un plan económico para paliar los efectos de la crisis debería ser la prioridad de este Gobierno en la que no solo se va a destruir empleo y tejido empresarial con el cierre de muchas empresas sino que como vaticinan todos los organismos internacionales entre ellos el Banco de España, vamos hacia una contracción de la economía española sin precedentes en la historia reciente, muy superior a las dos crisis financieras anteriores, que dieron lugar a enormes recortes sociales y al rescate de las entidades financieras.