N adie lo esperábamos, algo inimaginable o de ciencia ficción diría yo. Sensaciones vividas en películas de estreno las noches del sábado, situaciones claustrofóbicas y surrealistas que se han apoderado de la forma de vida humana en nuestro planeta.

No es algo baladí, ni pasajero, ni mucho menos un problema acotado en una zona, región o país; estamos hablando de una amenaza general a la forma de vida de la sociedad mundial, de naciones enteras donde nadie está exento de sufrir los daños ocasionados por el Covid - 19. No hay ningún tipo de escudo entre las clases sociales, ni movimientos religiosos, culturales e ideológicos.

Todos estamos vendidos ante esta «mentira real» que nos afecta en todos los ámbitos. Me niego a aceptar que ya nada será igual, ni creo en ningún caso que la situación sanitaria actual sea fruto de la casualidad.

La historia de las distintas civilizaciones ampara una sociedad formada durante miles de años bajo la premisa de la cercanía, celebraciones, ritos y unión de pueblos o tribus. Todos juntos en multitudinarios encuentros culturales, festivos o de cualquier otra índole que rigen nuestra cultura.

Las autoridades, tienen la obligación de trabajar duro para poder reencontrar el camino descrito anteriormente, es nuestro modelo de vida, la que conocemos o queremos y a la que no debemos de renunciar por cuestiones nada claras.

Llegará el momento en el que encontraremos el origen de esta pandemia, sin filtro, con todo el contenido conspiratorio e interesado de quien o quienes la hayan propagado, deberán asumir su responsabilidad.

Mientras tanto, una vez más somos los ciudadanos los que aportamos la coherencia y el respeto necesario para salir victoriosos de todas y cuantas trabas nos va sembrando la vida. La Clase Política, una vez más, cae en las miserias del rencor y el cinismo de las diversas ideologías que gobiernan el Mundo. ¡Así no!

Desde el sector al que represento, un diminuto pero importante movimiento sociocultural festivo y económico a nivel mundial también sufrimos de forma directa la situación actual.

Y lo hacemos en modo y forma de economía de guerra, donde un sector que genera 300 millones de euros y más de 3.000 puestos de trabajo está actualmente hundido y con un futuro incierto.

No concebimos un escenario diferente al actual en materia taurina, una actividad que ha perdurado durante siglos a la embestida de Papas y Reyes, Caudillos y Políticos, demagogos y alarmistas.

El Bou al Carrer se reinventará una vez más, nos adaptaremos a las circunstancias que marquen las autoridades, pero siempre manteniendo la estructura originaria que sitúa al Bou en un acto de conciliación, armonía y encuentros sociales.

Es la cultura mediterránea, son los valores familiares que se reflejan en el encuentro anual de cientos de pueblos rurales con la llegada de las fiestas, es la cita esperada cada fin de semana por agricultores, médicos, abogados, empresarios, tenderos, niñas, niños y ciudadanos de toda la sociedad valenciana. Sin estatus sociales, sin discriminación alguna.

Nos volveremos a ver en las calles, que nadie lo dude.