Con motivo de la crisis del coronavirus la Ministra de Educación, Isabel Celaá, comunicó que la repetición sería contemplada para este año escolar como una medida excepcional. Realmente volver a estudiar otra vez la totalidad de las materias debería estar alejado de la normalidad siempre y en cualquier situación. En España, tradicionalmente, se ha abusado de la repetición como recurso, y más todavía en la Comunidad Valenciana.

Si nos fijamos en los últimos datos publicados en 2020 por el Ministerio de Educación sobre el curso 2017-18, la tasa de idoneidad de un alumno o alumna de 15 años en la Comunidad Valenciana era del 67%, es decir, dos terceras partes estaban en el curso que le correspondía por edad. La otra tercera parte de una clase había repetido al menos un curso al comienzo de 4º de ESO. Hay que considerar que estamos hablando de medias estadísticas, por lo que podemos pensar que en no pocos colegios la situación es mucho más inasumible.

Este dato nos debe ocasionar preocupación, pero reviste mayor gravedad que más de un 15% del alumnado de la Comunidad Valenciana haya repetido cuando comienza la Educación Secundaria Obligatoria. Recordemos que hay países como Japón, Noruega e Islandia donde la repetición no existe, y en muchos otros países de la Unión Europea se encuentra en el entorno del 5 % en todo el periodo de enseñanza obligatoria, hasta los 16 años. Tenemos muchísima más repetición escolar en Educación Primaria que muchos países en toda la enseñanza básica.

No obstante, la situación en España y en la Comunidad Valenciana ha mejorado en la última década. Si la visión de la realidad actual que se ha mostrado es muy preocupante, todavía lo era más la que sucedía en territorio valenciano diez años antes, donde la repetición escolar, al comienzo de 4º de ESO, era de 45%. Es decir, en una clase de 30 alumnos en 2007 teníamos 14 que habían repetido al menos un curso y 16 que estaban en el curso que les correspondía por edad. Una situación que en cualquier país habría hecho replantearse en profundidad todo el sistema educativo, aquí pasó como algo perfectamente asumible.

Cuando se conocen los datos del Informe PISA, la mayoría de los ciudadanos creen que los resultados que ofrece España son malos o muy malos. Existe una sensación generalizada que la educación española está a la cola de los países de su entorno. Realmente estamos un poco por debajo de la media de la Unión Europea, pero tenemos que tener en cuenta que la evaluación que se realiza en PISA no se hace al alumnado de 4º de ESO, sino al que tiene 15 años, independientemente del curso en el que esté. A esa edad bastantes de nuestros alumnos y alumnas, como acabamos de comprobar, están en 3º de ESO e incluso en 2º, con lo que tenemos que tener en cuenta esta cuestión a la hora de enjuiciar correctamente nuestros resultados.

Creo que ha llegado el momento, aprovechando esta situación de excepcionalidad que se da en la actualidad en nuestras escuelas, de replantearnos si es la solución más adecuada para las dificultades en el aprendizaje que presenta el alumnado alcanzar estos niveles de repetición escolar que se dan en nuestra Comunidad y en toda España. Repetir un curso en su totalidad siempre tendría que ser una medida excepcional y la Administración debería habilitar más posibilidades alternativas a la misma, además de poner más medidas preventivas en los primeros cursos escolares, cuando las dificultades de aprendizaje están surgiendo y realmente se pueden reconducir las trayectorias educativas. No estoy abogando por el aprobado general, ni por transformar la cultura educativa de un país de la noche a la mañana, pero sí por buscar otras opciones que podrían ser bastante mejores. Este tiene que ser un tiempo de reflexión, pero también de cambio.