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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

China, fábrica de Chicago

China ha sido un informador poco fiable respecto al coronavirus. No se dan las condiciones de democracia y transparencia para que nos fiemos de lo que ha dicho y sí las de dictadura y opacidad para que supongamos lo que ha ocultado. Cuando leemos que declara 4.634 muertos por Covid 19 entran ganas de toser, pero el momento es muy inapropiado para agitar ruidosamente el aparato respiratorio.

China ha sido un vendedor poco fiable del material sanitario que el mercado mundial le ha encomendado fabricar en nombre de la alta rentabilidad, más que en el de la eficacia probada, pero cuánta admiración causó su forma de afrontar el cierre cuando el coronavirus se había extendido. Un mes después, las sociedades occidentales aplicaron algo parecido, aunque con más garantías, y lo que entusiasmaba en China se volvía todo pegas. Cada vez se nota más que la democracia no es un producto del mercado, porque su ejercicio llena de inconvenientes las libres transacciones.

La China fábrica del mundo ha sido ideal para reventar el mercado laboral en Occidente y maximizar los beneficios empresariales. La fábrica del capitalismo bestia, con matones, sin sindicatos, masas tras la verja y la libre oferta de "lo tomas o lo dejas" no es una factoría en Chicago durante la Gran Depresión sino una dictadura comunista con planificación y silencio, salarios bajos, trabajadores indefensos y lejos de las fronteras, durante la Globalización. Es privilegio de los milmillonarios de la globalización disfrutar de lo mejor de los dos mundos. El modelo falló temporalmente por pandemia, pero China arrecia en su afán de fábrica perfecta y su siguiente paso es sajar el forúnculo democrático de Hong-Kong porque lo de "un país, dos sistemas", no se puede sostener.

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