Las diferencias dentro del Gobierno son más que evidentes. El acuerdo al que ha llegado el Gobierno con EH Bildu para derogar la reforma laboral, junto con Unidas Podemos se ha hecho de espaldas a ministros como Nadia Calviño, que es la responsable nada más y nada menos que de asuntos económicos y el único puente de unión existente con Bruselas, que desconfían abiertamente de Pablo Iglesias y de su política económica.

Desde el PSOE argumentan que han llegado al acuerdo con los batasunos para garantizar los votos ante la prórroga por 15 días más del estado de alarma y echan la culpa al PP por haber votado en contra. O sea que la culpa de ese acuerdo la tiene el PP. Supongo que también la tendrá por la muerte de más de 28.000 personas por la COVID-19.

No nos cuenten milongas ni nos tomen por tontos. Ya contaban con los votos necesarios del PNV y Ciudadanos para sacar adelante la prórroga del estado de alarma. No era necesario EH Bildu.

¿Qué necesidad había pues de pactar con EH Bildu?: En mi opinión: Sacar adelante un compromiso de Gobierno con Pablo Iglesias, que entre las medidas que presentó para apoyar la moción de censura y entrar en el Gobierno de coalición estaba la derogación de la reforma laboral. Y como recordaba el propio Iglesias los acuerdos están para cumplirse.

El control de Pablo Iglesias dentro del Gobierno se va extendiendo como una mancha de aceite. Decide y gestiona sobre áreas que no son de su competencia. Unos poderes que van extralimitándose con el peligro que ello conlleva.

Entre Calviño o Iglesias, Pedro Sánchez sacrificará antes a Nadia Calviño porque sabe que sin Iglesias la legislatura toca a su fin.

Sánchez ha encendido las iras de la patronal y los sindicatos por cargarse de un plumazo el diálogo social. Una herramienta fundamental tanto para los trabajadores como para las organizaciones empresariales que son la base para cualquier acuerdo.

Derogar la reforma laboral en un momento en que muchas empresas han tenido que presentar ERTEs ante la paralización económica que ha sufrido el país como consecuencia de la pandemia y donde todos los organismos, entre ellos, el Banco de España prevén una contracción de la economía que va a traer como consecuencia, el cierre de muchas empresas y por tanto, que las cifras de paro sigan engordando hasta el 23%, no creo que haya sido la mejor de las ideas ni la mejor de las decisiones. Pero muy en la línea de lo que está haciendo el Gobierno en los últimos meses.