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Matías Vallés

El salario de Podemos

El abogado defensor Javier Melero convirtió a Amanece que no es poco en un referente frustrado de la reconciliación nacional, en su última intervención en el juicio del procés. Sin embargo, José Sazatornil no solo cita en la película a Faulkner. Interpreta a un cabo de la Guardia Civil con otra frase lapidaria:

—La Guardia Civil ha perdido las elecciones.

Es un enunciado oportuno, al combinar el independentismo, el artículo 155, los atestados de ficción, la decapitación de generales y un Gobierno que se ha quedado a solas y tal vez a oscuras con el coronavirus. "Los electores son tan veleidosos", remata el cabo Saza.

La apuesta electoral fallida de la Guardia Civil en la película de Cuerda propicia en la realidad un Gobierno trufado de extremistas. A falta de la evaluación comparada definitiva entre las crisis financiera y vírica, en la segunda se han adoptado iniciativas insospechadas una década atrás. Quienes desconfían por principio de los Gobiernos cocinados en las urnas, deben admitir que la renta básica es una terra incógnita en la economía mundial.

Desde Kennedy, la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana. Por tanto, la única forma de atribuir la paternidad del ingreso mínimo vital consiste en averiguar qué sucedería, si la medida económica estelar para afrontar la pandemia económica se estrella redundante contra los arrecifes. Todas las culpas recaerán en esa hipótesis sobre Podemos, lo cual atribuye indirectamente la autoría del colchón para los desasistidos. En el bien entendido de que la percepción de la renta básica apadrinada por Pablo Iglesias no es incompatible con votar a Vox o cosas peores, del mismo modo en que ciertos militares acostumbran a poner un país en riesgo, para liberarlo después con el estrépito de las armas del riesgo en que lo han metido.

El salario de Podemos ha sido saludado con los gritos de ordenanza. Se han enfatizado los riesgos de fraude, de que el magro ingreso percibido fomente la indeseable pereza, incluso la posibilidad de que recaiga sobre quienes no lo necesitan, magnates camuflados o algo por el estilo. Todas las desviaciones enunciadas son hacederas, otra cosa es que su enumeración provenga de una jerarquía eclesiástica que demuestra que su ruindad moral no se ciñe a asuntos sexuales. Ingreso fraudulento, falta de diligencia laboral y enriquecimiento ilícito de privilegiados son también los rasgos de la corrupción política de partidos que se miran por tanto en la renta básica como si fuera un espejo.

Fraude, pereza y engorde de personajes indeseables constituyen asimismo las señas de identidad de las ayudas indiscriminadas a la banca en la penúltima crisis, sin que estas distorsiones terribles disuadieran del riego con el preciado maná. Con una notable diferencia en el monto total. Según el ministro Escrivá, de crédito notablemente superior a Grande Marlaska, el salario de Podemos costará unos tres mil millones de euros. El rescate de Bankia supuso 65 mil millones, aunque seguro que en el segundo caso no hubo fraude, pereza ni despilfarro, vicios que solo pueden asignarse con total certeza a los pobres. Dado que ambos gastos son a fondo perdido, el primero repercute al menos íntegramente en España, donde se gastará de inmediato cada euro percibido por las unidades familiares necesitadas. En cambio, ni el sabueso fiscal más avezado sabría desentrañar en qué paraíso fiscal se almacenan los miles de millones exportados o expoliados por las cajas.

Siempre que un tribunal concede la libertad de expresión, se siente obligado a regañar que no se trata de un derecho absoluto, como si hubiera alguno que lo fuera. Del mismo modo, las escasas medidas encaminadas a paliar la desigualdad económica han de advertir sin solución de continuidad del riesgo de una apoteosis de las welfare queens popularizadas por Reagan, las explotadoras de los servicios sociales que se esclavizarán de su creciente parentela para engrosar sus percepciones.

Un somero repaso a los artículos sobre el ingreso mínimo vital y sobre los ERTE que lleven aparejadas las consideraciones de fraude, pereza y enriquecimiento abusivo demostrará que estas lacras solo obsesionan en el primero de los casos. Las reticencias sobre el mayor avance social de España, desde los logros en materia de paridad y de matrimonio homosexual de Zapatero, certifican que los beneficiarios del salario de Podemos carecen de portavoces. Vista la procedencia de los asaltos, el coronavirus no ha recortado la soberbia de los todavía asalariados. Tampoco están sobrerrepresentadas las clases medias, que en realidad pagan la renta básica. Y en países occidentales menos estajanovistas, no se considera viciado someter esta ayuda a la especulación, un pecado tan frecuente en las clases poco pudientes.

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