"Mejor que me viole uno a que me violen diez" confiesan las mujeres sin techo emparejadas en la pobreza; mujeres caídas en los agujeros de un sistema que tras predestinarlas al papel de cuidadoras y constructoras de hogar las sentencia a vivir en la calle, ¡otra paradoja del patriarcado! Mujeres que buscan resguardo en portales, arrebujadas entre mantas tratando de dormir sobre un desvencijado colchón, parapetadas entre cartones. "Se nos parte el alma ver a chicas en la calle" declara Carmen Allende coordinadora de la asociación independiente fundada hace trece años Amigos de la calle de Valencia. Mujeres que se encuentran en estado de total vulnerabilidad, presa fácil para grupos que las prostituyen.

"Tenemos un sistema capitalista muy egoísta"; la pandemia ha mostrado, en calles desiertas, a las personas invisibles desenmascarando una dramática realidad existente en países del denominado primer mundo como Francia, Portugal, Inglaterra y España. Personas siempre con frío en los huesos, la garganta rota, sin apenas dentadura, con la mente encerrada en sus zonas más recónditas y profundamente deprimidas sobreviven inmersas en el sentimiento de infortunio y soledad, timoratas de la gente, enfermas, extenuadas por la precariedad y con exigua autoestima. Personas que duermen en automóviles, acogidas en casa de amistades, que no tienen dónde ir, sin trabajo, sin apoyo familiar se ven empujadas a la exclusión residencial hasta que finalmente vagan a la búsqueda de alojamientos temporales. ¿Tan ilusorio es que todas las personas disfruten de su derecho constitucional a una morada apropiada según legislación? Vivienda segura y sin reservas, sin importar credo, nacionalidad o patología, el resguardo ante inclemencias y violencias donde guarecerse del miedo aferrándose a los pocos y ajados recuerdos de la historia personal que cada cual atesora. Un hogar, no un albergue esporádico que separa a las parejas por género y donde "Los días te parecen iguales" según confiesa Coyote un sin techo de Madrid.

El llamamiento de "¡Quédate en casa!" para las personas sin techo "Es un insulto porque están en la calle" declaraba Ruymán Rodríguez del Sindicato de Inquilinos de Gran Canaria durante el estado de confinamiento por la pandemia. Vivir sin refugio avejenta, embrutece y normaliza usos como la falta de higiene. Escribe la periodista Mónica Sánchez en su obra Sólo luna, treinta cartas a una dama sin hogar: "Yo no me quito nada, que ya tengo el frío metido en el cuerpo. Anda que no he pasado yo frío en la vida. Ese frío ya no se me quita. No hay manera". Las amistades en la calle son difíciles de hacer, aunque "Entre ellos (ellas) hay bastante solidaridad". El eslogan del sinhogarismo "Podrías ser tú" se plasma en realidades diversas, más allá de estereotipos estigmatizados, sobrevenidas a licenciadas con cargas familiares que huyen de la violencia de género, a creativas huérfanas, a músicos sin trabajo, a malabaristas con mascota; "Un ingeniero español lleva casi cuatro años en la calle".

Kasy Lemmons, actriz y escritora, directora de Muerte de un Ángel, retrata en su película, según propias palabras, a un "Compositor esquizofrénico, sin techo, que vive en una cueva. Una especie de profeta de los más débiles, una persona que habla sola con la que fácilmente se puede tropezar por la calle. Estamos tan insensibilizados (insensibilizadas) con lo que realmente está pasando con las personas que sufren una enfermedad mental que cuando nos encontramos con alguien que está hablando solo (sola), o gritando solo (sola), cosa que pasa a menudo, no nos preguntamos que estará pensando y nos limitamos a pasar de largo sin más". Tratar de acercarse, de acompañar, es uno de los fines del voluntariado que reparte alimentos y enseres de aseo a un colectivo cada vez más numeroso en las ciudades, hasta el pasado mes de enero, la asociación antes citada contabilizó unas quinientas personas sin techo, la mayoría hombres, en la ciudad de Valencia. Personas sin tarjeta sanitaria que "No pueden empadronarse" y, poco a poco, se separan del entorno manteniendo como única conexión la radio. "Tenemos la responsabilidad de liberar a Europa de la pobreza. Es hora de que nuestros estados actúen, poniendo el bien común y los intereses de los desfavorecidos en el centro de su atención" declaraba el secretario general de Cáritas Jorge Nuño Mayer; "El populismo se basa en prejuicios y miedos".

¿Quién no ha tenido miedo a que se le desbarate la vida? ¿Miedo a que toda seguridad se esfume en un sistema donde se culpabiliza a la víctima? José M. R. Delgado, fisiólogo español docente en la Universidad estadounidense de Yale, "descubrió un centro de "miedo" cuya estimulación obra como castigo", tal como se publica en el Manual de Psicología fisiológica del que fuera director del Departamento de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia Rubén Ardila; "Watson (1925), cuyos estudios experimentales sobre las emociones son los pioneros en esta área, habló de miedo, rabia y amor"; con viables réplicas en culpa, rechazo y liberación.

"Trabajamos con el miedo a no perder la casa" comenta Javier Prieto responsable de atención a personas usuarias y calidad en SJD (San Juan de Dios) Serveis Socials Barcelona, mientras que Elisa, como mujer que ha vivido en la calle, sabe que "El no tener un hogar es no tener nada"; (latidos-sjd.org). ¿Por qué no se solventa sin ambages ni derivaciones el quebrantamiento de un derecho? En España se estiman treinta y cinco mil personas sin hogar, imposibilitadas de vivir fuera de la exclusión residencial. Vivir sin hogar es sufrir miedo continuo. ¿Por qué para el IMV (Ingreso Mínimo Vital) no se han considerado las circunstancias de las personas sin techo? Para cobrarlo se requiere el empadronamiento y demostrar un año de residencia en España algo que muchas personas en sintechismo no pueden hacer o acreditar. Para realizar la solicitud se prioriza la vía digital ¡otra inviabilidad! requiriéndose además el alta como demandante de empleo, sin olvidar que las personas usuarias de una prestación de servicio residencial (albergue, piso tutelado) no pueden beneficiarse. ¿Cuándo pisarán la calle quiénes legislan? O es que ¿les da miedo la calle?

"No desees y serás el hombre (mujer) más rico del mundo" advirtió Miguel de Cervantes Saavedra, ilustre indigente; "Era un pobre hombre y, sobre todo, un hombre pobre", escribiría de él el arbitrariamente desdeñado escritor italiano Giovanni Papini en Retratos: "Con él se volvía a la tierra, a la frescura, a lo inmediato, a la vida de los pobres y de los desgraciados, de la santa canalla".

Joaquin Pedro Oliveira Martins, licenciado en Bellas Artes y ministro de Hacienda de Portugal en mil ochocientos noventa y dos, remitiéndose a la cúspide de la pirámide medieval, modelo a resucitar acicalado científicamente a lo Monty Python, escribe en La separación de Portugal que: "Los afanes carnales más desenfrenados, el cinismo y la perfidia, el frío cálculo, la ambición feroz, la avaricia sórdida, la corrupción en todas las fuentes de la vida moral, en todo ello se basó, primordialmente, la vida aristocrática de la Edad Media".

¿Por qué tan sólo en días de frío extremo "se abre la mano" permitiendo acoger en los albergues a las mascotas que viven con personas sin techo, sin poner en valor su ¡imprescindible! apoyo sanador? Setecientas cuarenta y dos personas sin techo es el censo consistorial del año pasado por cuatrocientas veintiocho plazas en albergues y pisos municipales para ellas en la ciudad. ¿Qué pasará ahora cuando los trabajos precarios se multipliquen y el paro imposibilite costearse cualquier vivienda? "Si las crisis muchas veces son inevitables son de menos gravedad si se tiene una organización sana y una retaguardia de recursos preconcebidos, que no hay que improvisar por arte de birlibirloque" sentenció Jaime Vicens Carrió miembro de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financiera, en mil novecientos cincuenta y ocho.

En la Primera Parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Cervantes escribe: "€Quien es pobre no tiene cosa buena. Esta pobreza la padece por sus partes, ya en hambre, ya en frío, ya en desnudez, ya en todo junto; pero, con todo eso, no es tanta que no coma, aunque sea un poco más tarde de lo que se usa; aunque sea de las sobras de los ricos, que es la mayor miseria esto que entre ellos llaman "andar a la sopa"; y no les falta ningún ajeno brasero o chimenea, que, si no calienta, a lo menos entibie su frío u, en fin, la noche duermen debajo de cubierta", (Alberto Spunberg. Miguel de Cervantes).