El Gobierno apela al consenso de todas las fuerzas políticas para elaborar un plan de reconstrucción nacional, mientras ningunea al principal partido de la oposición y le acusa de crispar.

La solución a la crisis económica y social que se avecina requiere de un amplio consenso para poder afrontarla en las mejores condiciones posibles. Las previsiones económicas auguran un panorama muy complicado con una caída del PIB del 15% y una tasa de desempleo del 23%.

Ante este escenario, Gobierno y oposición deben cambiar de discursos. No puede ser que el presidente del Gobierno y el principal líder de la oposición no tengan un diálogo permanente y ni siquiera se reúnan.

En el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía popular, solo escuchamos descalificaciones, insultos y ninguna propuesta seria. Este camino que ha emprendido la clase política no conduce a nada bueno, solo a exacerbar los ánimos de una ciudadanía que espera ansiosamente que los partidos políticos se pongan de acuerdo en lo fundamental y dejen a un lado sus inquinas personales.

Mientras los políticos de uno y otro signo se tiran a la cara todas sus miserias, en este país hay colas en los comedores sociales porque la gente ha perdido su trabajo y no tiene dinero para llegar a fin de mes. Muy cerca del pueblo donde yo vivo, en La Font de la Figuera, que cuenta con poco más de dos mil habitantes, 58 familias necesitan de la ayuda social.

Esta es por desgracia la realidad que vivimos que requiere de soluciones urgentes.