El título de este breve articulo intuyo que no me hará muy popular entre mis familiares y amigos y toda la fantástica gente vinculada al mundo de la hostelería y asumo con deportividad el riesgo de tener que pagar algunas rondas de más para compensar el atrevimiento si con ello he conseguido que usted haya empezado a leer estas líneas. No obstante, creo que sintetiza, quizás de forma algo exagerada y provocadora, una realidad tozuda que esta maldita pandemia ha venido a confirmarnos de forma abrupta y dolorosa: el desequilibrio de nuestro modelo productivo y la tibia apuesta hasta ahora por la innovación, la tecnología y los emprendedores.

No cabe duda de que sectores como la restauración, el turismo o el ocio juegan y deben seguir jugando un papel vital en nuestra economía. Se trata de pilares básicos que sostienen nuestra forma de vida, nuestro modelo productivo y el empleo de millones de familias, y así debe seguir siendo.

No obstante, tras décadas de indiferencia general y una gestión pública manifiestamente mejorable, ha llegado el momento de apostar de forma decidida por un reajuste del modelo de país que queremos y necesitamos. Creo firmemente que es el momento de apostar por aquellos que están dispuestos a abrir nuevos caminos, los que innovan en sus sectores y buscan soluciones creativas a los problemas actuales. ¡No queda otra, señores!

No cabe duda de que la covid-19 está cambiando muchos de los dogmas que dábamos por sentados y llevando al traste infinidad de proyectos e ilusiones, pero también abre un mundo de oportunidades para los emprendedores e innovadores que quieran, sepan y puedan aprovecharlas.

Una de las claves para salir de esta crisis dependerá de la capacidad que tengamos para transformar digitalmente nuestro sector productivo. Es una evidencia que España ha dejado pasar una oportunidad única estos años para anticipar y acelerar esa transformación digital.

Un simple dato para ilustrar nuestra miopía histórica es que en los últimos diez años la UE ha aumentado un 22 % la inversión privada en I+D mientras que en España la hemos recortado un -5,8% (casos como UK con +62% o Alemania con +34% son para hacernos llorar). Otro indicio, por ejemplo, es que en 2010 la UE fijó como objetivo de inversión en I+D para 2020 el 3% del PIB y en 2018 España apenas alcanzó el 1,24% mientras que la media de la UE fue del 2,12 y países como Suecia, Austria o Alemania superaron holgadamente el 3%. ¡Así nos va!

¿Qué narices hemos estado haciendo estos últimos años? ¿tal vez pelearnos entre nosotros de forma absurda y buscar soluciones mágicas entre demagogos oportunistas de uno y otro lado? ¿No les parece que ya ha llegado el momento de dejarnos de populismos estériles, de luchas identitarias que solo restan o de peleas absurdas entre verdes, morados, azules y rojos? ¿no creen que ya es hora de unirnos todos y ponernos a trabajar en el camino adecuado?

El futuro no espera a los cobardes ni pasa únicamente por buscar las soluciones en «papá Estado». Sabemos perfectamente lo que hay que hacer y, si no lo hacemos, otros sí lo harán y nuestra crisis será más profunda, duradera y devastadora y también nuestra recuperación será más lenta, incierta y dolorosa. ¿Empezamos?