Antes de la pandemia ya se oía hablar de la desaparición del dinero en metálico, que es como se llama al dinero en papel. Al dinero en metálico y en papel se le llama efectivo, pero da no sé qué llamarlo así, diccionario en mano. Si efectivo es lo real y verdadero, en oposición a quimérico, dudoso o nominal ¿el resto del dinero es quimérico, dudoso o nominal? Pues sí, pero da no sé qué llamarlo así, con lo que lo queremos. Querer es lo que tiene. Dices de un bebé que es analfabeto y te riñen.
-No digas eso de mi hijo.
Después de la pandemia se vuelve a pedir la desaparición del dinero físico con el virus como excusa. El dinero no transmite el coronavirus, ha repetido la Organización Mundial de la Salud, ni da la felicidad, según el saber popular, pero dejar sin desmentir ambos bulos hace que todo vaya mejor. Todo pago con tarjeta, toda transacción con apunte, ninguna posibilidad de repunte por vía monetaria.
El PSOE pide eliminar el dinero en efectivo de forma gradual y Hacienda quiere limitar el pago en metálico de 2.000 euros a 1.000. Bancarización total, que estaría muy bien si los bancos fueran más seguros, o si no fuera bancos y si no fueran de los bancos, por lo que hemos ido viendo. Hacienda quiere perseguir el dinero negro, la economía sumergida, lo que está muy bien, aunque no sabemos si los mayores caudales se mueven en pagos de a pocos.
El Covid mostró a los no bancarizados, que son los no confinados del Puente de Vallecas y otras zonas deprimidas. Se les veía por la calle porque tenían que salir cada día a buscar el sustento para pagar la habitación sin ventanas de la casa sin ascensor donde duermen sin papeles. Estaban antes del Covid, seguirán después de la vacuna y también da no sé qué decirlo.
