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Con todos mis respetos

¿Dónde están las mujeres? Investigadoras y Covid-19

En una reciente entrevista, la socióloga Maria Ángeles Durán afirmaba: "Teletrabajar no es conciliar, es sumar dos trabajos". Señalaba acertadamente cómo esta crisis sanitaria y el confinamiento han puesto encima de la mesa el papel clave del trabajo "no pagado" en los hogares, y ese trabajo "no pagado" ha recaído sobre todo en las mujeres. Pero no voy a hablar de cuidados, sino de cómo éstos han afectado y pueden seguir afectando a las investigadoras, como a otras muchas mujeres. ¿Qué ha sido de las investigadoras durante la COVID19? ¿Cuáles han sido sus presencias/ausencias? La maternidad, una mayor dedicación a las tareas de los cuidados en el hogar, así como los roles de género, podrían estar también en el origen de la infrarrepresentación de las mujeres en la ciencia durante la pandemia del COVID19. Aunque es cierto que la maternidad afecta a hombres y mujeres, en la academia casi el 50% de las mujeres abandonan sus posiciones STEM tras ser madres, porcentaje que en los hombres es del 23%: "los hombres sufren impacto, sí, pero no es comparable con el de las mujeres", afirma Fernanda Staniscuaski, impulsora del movimiento Parent in Science. Porque las científicas son también madres, hijas, esposas, €. y ello puede afectar a sus carreras, pero también podría convertir la investigación de alto nivel en un ámbito de fuerte predominio masculino.

Conscientes de la premura de los análisis, algunos resultados de estos meses no son halagüeños y vienen a confirmar que la carrera de muchas investigadoras, especialmente si son madres, está marcada porque todavía hoy, en muchos hogares, las mujeres son las encargadas de llevar a cabo ese trabajo "no pagado". El 21 de abril, la revista norteamericana The Lily -www.thelily.com- publicaba un artículo con el elocuente título: "Women academics seem to be submitting fewer papers during coronavirus". Los datos comparativos con los meses anteriores al coronavirus demuestran que los hombres han presentado más de un 50% de los papers -lo nunca visto, dicho por los editores-, ellas menos. Detrás se encontrarían las dificultades de muchas docentes e investigadoras para combinar la atención a hijos menores, el trabajo académico y la investigación que requieren tiempo y espacio mental.

El 28 de abril, Carmen Fenoll y Victoria Toro -presidenta y directora de comunicación de AMIT (Asociación de Mujeres Ingenieras y Tecnólogas)- publicaban el artículo "Perspectiva de género en la lucha contra el coronavirus" en la agencia de noticias científicas de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología -agenciasinc.es-. En él señalaban, entre otras cosas, la ausencia de mujeres desde el punto de vista de la comunicación científica respecto del COVID19 en los medios de comunicación. Según un análisis preliminar de las autoras, los días 17 y 18 de abril en cuatro diarios -El País, La Vanguardia, el diario.es y ABC-, sólo el 27% de las fuentes consultadas en artículos relacionados con la pandemia eran mujeres frente al 73% de varones. Otro artículo en agenciasinc.es de Cristina Sáez alerta que "la COVID19 amplía la brecha de género en ciencia". En él, Roni Wright, investigadora postdoc del Centro de Regulación Genómica de Barcelona expresa lo que tantas investigadoras sienten: "estoy fallando como investigadora y madre".

En junio, se ha publicado un artículo en la revista científica BMJ Global Health titulado "Where are the women? Gender inequalities in COVID-19 research authorship" en el que varias autoras analizan la infrarrepresentación de las mujeres en el ámbito científico durante la pandemia. La infrarrepresentación de las mujeres en el ámbito científico no es nueva*, especialmente en sus niveles más altos, ahora bien, el análisis de esta infrarrepresentación desvela datos interesantes en los que respecta al desequilibrio de género y el COVID19. Las autoras apuntan cinco posibles causas: 1) la investigación sobre el COVID19 se realizaría desde posiciones de liderazgo científico, en el que suele haber más hombres que mujeres; 2) el COVID19 es un tema de alto perfil donde las mujeres, de manera más o menos explícita, tienen menos acceso. Dicho de otro modo, en el mundo de la investigación puntera algunos investigadores se sienten más atraídos por los temas de mayor impacto y/o reconocimiento; 3) las mujeres han tenido menos tiempo para la investigación durante la pandemia; 4) las publicaciones científicas sobre el COVID19 se someten a un procedimiento de revisión por pares, y aunque la mayoría de las revistas no identifican a los autores ni a los revisores, un reciente meta-análisis revela desequilibrios de género en los artículos relacionados con COVID; 5) las primeras investigaciones sobre el COVID19 se basaron en investigaciones anteriores, en su mayoría llevadas a cabo por hombres. Éstas son algunas de las causas que apuntan las autoras respecto de la menor presencia de las mujeres en una investigación que va a protagonizar la actividad científica de los próximos años a nivel mundial y que está recibiendo fondos y recursos específicos por parte de los gobiernos y de muchos organismos internacionales. El COVID19 es, en estos momentos, un tema crucial para la humanidad que afecta e incide de forma diferente a mujeres y hombres. No lo olvidemos.

Algunas de las consecuencias de esta infrarrepresentación que me parecen oportunas y sobre las que invito a reflexionar serían: una falta de auctoritas de las mujeres para informar sobre un tema con tanta incidencia en la salud de las personas y en la economía mundial, una falta de referentes científicos para las generaciones futuras, una pérdida de competitividad de las investigadoras puesto que la publicación de artículos es clave para obtener financiación y de cara a la promoción de su carrera y, finalmente pero no menos grave, la práctica de una ciencia incompleta y menos inclusiva. Si la investigación sobre el COVID19 no cuenta con la valía de la mitad de la población, la hace menos humana porque al final, la investigación científica -máxime la que se realiza con fondos públicos- tiene que ser un reflejo de la sociedad e incidir en toda la población. La contribución desproporcionada de las mujeres en la investigación del COVID19 y me atrevería a decir en la investigación en general, refleja un amplio sesgo de género que debería ser considerado -y corregido- para el beneficio de hombres y mujeres por igual.

*Ver, por ejemplo, el informe Científicas en cifras del Ministerio de Ciencia e Innovación.

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