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Crónica política

España debe entenderse con Europa (y con España)

No es un trabalenguas eso de entenderse España con Europa y España con España. Es una consigna, y a la vez una advertencia, que lanzaba Pedro Sánchez en su última comparecencia al concluir el estado de alarma. En esta crisis, la Unión Europea apoyará financieramente y no solo dando créditos, como en la de 2008. La capacidad de endeudamiento de este país reventaría; y más aún la de Italia. Sería una catástrofe. Lo advirtió Romano Prodi en una entrevista: "Si España, Francia e Italia van juntas, cambiarán Europa". Eso ya sucede con permiso de Alemania, al menos mientras nos dure la canciller Ángela Merkel, cuya salud Dios proteja. No le gusta al grupo de países del norte, ni a los socios del este, los antiguos satélites de la Unión Soviética. Pero va adelante y es una gran noticia porque se temía incluso una quiebra. "Hace cinco años el riesgo de ruptura era aún mayor", valora el profesor Manuel Castells, integrante de un centro de pensamiento intelectual llamado "Reimaginar Europa" que preside el francés Valery Giscard. Es cierto que de la pandemia surge una nueva Europa. Bienvenida.

Pero entenderse con Europa servirá de poco si no nos entendemos en España. "Somos capaces de convivir en todos los aspectos de la vida menos en la política", se lamenta Sánchez. Trataba de enlazar con el sentimiento de hastío popular hacia las tensiones irreconciliables en el Congreso de los Diputados. El termómetro de las encuestas lo señala: cuando Inés Arrimadas hace política, gana espacio, aun partiendo desde el suelo maltrecho que le dejó Albert Rivera. Y si Ciudadanos sube algo -el problema es que sus votantes quedaron muy escarmentados- otros bajan. Más importante aún: algunos se mueven para no bajar, como le sucede al PP, muy sensible a los movimientos del partido centrista.

Como no cabe esperar ningún Plan Marshall americano para la reconstrucción, porque con Trump es impensable, Europa es la que debe actuar. Y responde por fin. Pero a ver cuanto nos dura su ayuda limitada. El agujero que la crisis deja en las cuentas públicas, al paralizarse la economía, no puede taparse indefinidamente con el salvavidas de la Unión. Por eso la unidad de acción, para una mejor administración, es vital. Veremos si se levantan los vetos cruzados entre partidos y el consenso llega.

Entretanto, hay que desmentir que todo se haya detenido por la pandemia. El mal ha proseguido su trabajo corrosivo. Incluso se ha intensificado. El terrorismo, en especial el yihadista, ha continuado captando militantes porque el aislamiento y la soledad frente a internet facilitan la radicalización. Se preparaban atentados en España frustrados por la intervención policial que, por fortuna, tampoco se detuvo en la crisis. "El terrorismo no podía soportar su paso a la irrelevancia mediática a la que le condenaba la pandemia y por eso quería actuar", concluyó el foro de Expertos ONU-UNITAR.

Otras áreas de interés y corrientes políticas han notado también ese arrinconamiento informativo. Para salir de él, se pide recuperar la batalla contra el cambio climático; o activar la solidaridad con los refugiados. Es aterrador que uno de cada cien ciudadanos del mundo sea hoy un refugiado. Y puede ir a peor. Para volver a los titulares, Quim Torra desafía a Esquerra Republicana a promover otro referéndum. ¡Que no decaiga!

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