Las fisuras en el Gobierno son más que evidentes. Escrivá, Montero o Margarita Robles han tenido sus más y sus menos con el vicepresidente Iglesias, emperrado en entrometerse en todos los ministerios.

De lo que no quiere hablar ni asumir ninguna responsabilidad es de los muertos que ha habido en las residencias de ancianos, culpando a Ayuso de estas muertes.

Sánchez se ha abierto ahora a negociar los PGE con Ciudadanos y PP. Ese es el camino que debe emprender el presidente del Gobierno, buscando un acuerdo con los partidos constitucionalistas y aislando a los independentistas.

Si son inteligentes, tanto el PP como Ciudadanos, deben sumarse a esos acuerdos que harán saltar chispas con sus socios de Gobierno. Es el momento de crear un fuerte bloque constitucionalista en el Parlamento ante un país cada vez más dividido y fragmentado.

España necesita un Gobierno fuerte para afrontar todo lo que se nos viene encima. Pasada la crisis sanitaria y el estado de alarma, al menos en una primera etapa, suponiendo que no haya nuevos rebrotes, ahora viene una crisis económica y social sin precedentes, que requiere de una amplia mayoría parlamentaria, que no esté sujeta a las reivindicaciones del populismo y el independentismo a los que les importa un carajo la gobernabilidad de España.

Hay que volver al camino del diálogo y el consenso entre las fuerzas democráticas. No puede ser que el presidente del Gobierno y el líder del principal partido de la oposición sigan sin hablarse. Hay que pensar en clave de país. Sánchez debe anteponer los intereses generales a los particulares. Y lo mismo cabe decir de Casado. Arrimadas ha cambiado de discurso y está en esa línea de convertirse en un partido útil. Ha aprendido de los errores de su predecesor Albert Rivera que quiso ser la muletilla del PP, dejando libre el espacio de centro liberal que es donde debe posicionarse Ciudadanos.

Algunos dirigentes comunitarios ya han advertido la desconfianza que le merece Pablo Iglesias y sus ideas revolucionarias dentro de la UE. Si España quiere acceder a todos esos fondos europeos, que son vitales para la reactivación económica de nuestro país, una de las economías más afectadas por la crisis, no puede dejar en manos de Iglesias y sus acólitos el devenir de nuestro futuro. Sería una grave irresponsabilidad.