El ataque del Covid19 nos ha dejado una nueva forma de vivir desde los niños a los más mayores, ha cambiado la forma de saludarnos, de relacionarnos, de movernos, de trabajar, de mirar la vida. Y ahora que parece que el virus nos ha dado una tregua es importante reflexionar sobre varias cuestiones que nos van a afectar en los próximos meses.

La incidencia del virus según indican todos los expertos ha disminuido por dos cuestiones, el incremento de las temperaturas y el estado de confinamiento, que al reducir los contactos sociales también ha conseguido reducir el índice de contagios.

El próximo otoño nos enfrentamos a un gran reto porque las temperaturas no van a ser aliadas, así que debemos de preparar nuestro sistema de diagnóstico rápido y de atención sanitaria y el rastreo de trazabilidad del virus para evitar un nuevo estado de alarma y otro confinamiento que sería letal para nuestra economía.

Es por ello por lo que debemos mimar a nuestros profesionales sanitarios, porque los héroes de las 20 horas necesitan descanso, necesitan ser partícipes en la elaboración de guías y protocolos no solo sanitarios sino sociales, necesitan equipos de protección de máxima calidad y tener claros los circuitos de diagnóstico rápido con test que no fallen, necesitan refuerzos, necesitan especialización frente al virus para saber más y mejor como combatirlo.

La vuelta al cole, las residencias de mayores, la aparición de otras enfermedades con síntomas parecidos a los del Covid como la gripe, nuevas mutaciones del virus, patologías surgidas en los pacientes que han superado la enfermedad, mantener el stock de equipos de protección y pruebas de test y PCR, la reorganización del sistema sanitario para asegurar la seguridad de nuestros profesionales o la reacción rápida ante el diagnóstico del virus son situaciones que tienen que ser revisadas.

De la misma manera que debemos enfocar nuestros esfuerzos en la búsqueda de la trazabilidad, el mantenimiento de la actividad programada en patologías no-Covid de todos los pacientes pendientes de una prueba diagnóstica o una intervención quirúrgica, para que no se sigan disparando las listas de espera.

Pero además, tenemos muchas profesiones en el ámbito de la salud que hay que integrar en la lucha contra el Covid y que en esta pandemia no se han sabido explotar sus capacidades, hablamos de las farmacias, veterinarias, odontólogos, técnicos sanitarios, investigadores, todos ellos profesionales formados y preparados para apoyar en el rastreo, el diagnóstico y la realización de pruebas, es clave organizar bien nuestro sistema sanitario y las profesiones vinculadas a la salud, porque así seremos más eficientes y podremos minimizar su impacto y salvar vidas.

No pueden volver a fallar los teléfonos de atención, no deben bajo ningún concepto volver a faltar equipos de protección, no debemos cuestionar la realización de test y PCR como la única forma de controlar el avance del virus, no puede volver a existir la descoordinación entre salud pública, atención primaria, los técnicos de transporte sanitario, los servicios de uci, urgencias y hospitalización, las residencias de mayores, los ayuntamientos, como ha pasado en estos meses.

Ahora nos enfrentamos a un nuevo gran reto que son los colegios, institutos y la universidad. En los primeros avances del virus se decidió suspender la actividad educativa, pero ésta no es una decisión que se pueda repetir, la formación de nuestros menores, de nuestros futuros profesionales y la incapacidad de conciliar de muchas familias y trabajadores puede generar problemas irrecuperables en nuestro sistema laboral y económico.

Este es un gran momento que el Consell de Puig y Oltra no deberían desperdiciar para elaborar una estrategia clara contra el Covid, se debería trabajar elaborando los documentos con la participación de profesionales, contratando y formando a los trabajadores, estableciendo nuevos proveedores de equipamientos de protección sanitario y creando sinergias entre empresas de nuestra comunidad que puedan abastecer nuestro sistema, así como conectar los laboratorios de investigación clínica con los centros de investigación para que el conocimiento y la experiencia que hemos adquirido durante este primer brote no se pierda.

Desde el Partido Popular nuestra presidenta regional, Isabel Bonig, ha propuesto medidas de este tipo anteponiendo los intereses de nuestra sociedad y ofreciéndole al gobierno de Puig ese pacto que la sociedad reclama pero que el sectarismo de la izquierda valenciana les impide reconocer y aceptar, su radicalismo les impide aceptar medidas tan importantes como la que puso encima de la mesa el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón y acordar un «verano fiscal», para que nuestras empresas pudieran arrancar su actividad económica y revertir los ERTES de la manera más rápida posible que consiguiera recuperar nuestros sectores productivos y el turismo con todas las garantías necesarias.

Esta nueva situación a la que nos enfrentamos no es únicamente aprender a usar mascarilla o gel, es mucho más, el reto al que nos vamos a enfrentar en los próximos meses no tiene que ser conformarnos con una «nueva normalidad», sino que vamos a vivir «en una nueva realidad» algo que hay que seguir construyendo, ante la que hay que estar proactivo y no de brazos cruzados como parece que se mantiene nuestro gobierno.

De este primer ataque del virus «no salimos más fuertes», salimos tocados, y debemos aprender de los muchos errores cometidos en estos meses para que el futuro tenga más certezas, ahora nadie puede decir que no sabe lo que viene. Tenemos que exigir medidas a tiempo y seguridad en las mismas. Esta es la nueva realidad.