"Convertir al franquismo en patrimonio" comenta Jorge Luis Marzo sobre las estatuas ecuestres del dictador (el "Cerillita", www.leonoticias.com, 16/11/2015) que, en número de nueve, fueron distribuidas por España: Madrid ("Se la iba a regalar Carrero Blanco a Franco el mismo día de su muerte", no se instaló), Valencia (cinco años en espacio público), Barcelona (ocho años en el Castillo de Montjuïc), Ferrol (veinticuatro años en esta localidad anteriormente denominada "del Caudillo"), Madrid (veintisiete años), Zaragoza (veintiocho años en la Academia General Militar de Zaragoza), Santander (treinta años), Madrid-Toledo (treinta y dos años), Melilla (treinta y dos años, posteriormente cedida por el Ministerio de Defensa de Cospedal (Partido Popular) para su exposición, vigente, en la fundación Gaselec, primera empresa operadora eléctrica de la ciudad autónoma).

"Si quieres un titular: ¡La primera fotografía del fantasma de Franco!" apunta el comisario de exposiciones e historiador del arte Marzo refiriéndose a la exposición itinerante que viaja por cuatro centros culturales: Centre d´Art Tecla Sala en L´Hospitalet (Barcelona); Roca Umbert, Fàbrica de les Arts de Granollers (Barcelona); Centre del Carme Cultura Contemporània (Valencia) y el Casal Solleric (Palma de Mallorca). Un trabajo de investigación que muestra el periplo de las estatuas como singular carrera de caballos, plasmada en una de las paredes de la sala Contraforts del Centre del Carme Cultura Contemporània donde José Luis Pérez Pont, director y gerente del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, departió con el equipo responsable de la exhibición: Matteo Guidi, Rebecca Mutell y el accesible Marzo. Pérez Pont cumpliendo con las normas de seguridad sanitaria portaba una mascarilla negra con las siglas CCCC a conjunto con el cuidado estilismo que le define.

"El miedo sigue estando ahí presente" afirma el fotógrafo Manuel Molines Monparler uno de los autores del reportaje gráfico de la muestra, el cual recordaba vivamente las imágenes de "Un día muy largo", jornada habitual para la mayor parte de la ciudadanía mientras que para un exaltado grupúsculo iconódulo (venerador de imágenes) era el momento de rendir pleitesía a un muñeco, de dos piezas, en bronce hueco, tal como reflejan las fotografías de Molines y José Aleixandre. "Las imágenes tienen una potencia que no la podemos anular". "La identificación con el agresor es, según el psicoanálisis, uno de los mecanismos que contribuyen a mantener la tendencia inmovilista de las sociedades", (Freud y el psicoanálisis. Salvat Editores S.A. 1973)

"No hay que olvidar que el Caudillo de España, de la España de entonces, era piernicorto, barrigudo, de gordo trasero y baja estatura. En la operación de encaramar al dictador en el caballo colaboraban, habitualmente, cuatro o cinco personas: el guarda, que sujetaba al animal, un mozo de cuadra y dos guardias civiles de su Casa: el que le aupaba por la izquierda, empujándole por el trasero (según dijo alguien, tanto si se trata de una cabalgadura como del más elevado trono, no estamos sino sentados sobre nuestro propio culo) y, un segundo , a veces eran dos, colocados al otro lado del caballo ( Zegrí, caballo blanco "más manso que una mula"); recoge el catálogo de "Fantasma´77 Iconoclàstia Espanyola" en base a datos del artículo "Mi semana" escrito por Jaime Peñafiel en dos mil cinco para el suplemento Crónica de El Mundo.

"Para quitar el pedestal, de noche, pico y martillo, para evitar líos" declaraba Molines reviviendo aquél reportaje inesperado que le apartó de una manifestación de profesionales sanitarios a fin de cubrir la noticia del "descabalgamiento", "Yo estoy más en el detalle, en el tema visual, el mensaje es claro no cae en el tópico ni se regodea", define su trabajo Molines sobre una operación para la que "No quiso venir ninguna grúa más potente y, vino tapada", sin identificación empresarial. Así mismo, añade el fotógrafo, "Unos encapuchados (con monos y pasamontañas azules, menos una capucha roja) remataron la faena con sierras de mano". "La democracia está encapuchada" agrega Marzo. Según informa el que fuera alcalde en aquellos años Ricard Pérez Casado en la filmación hecha por el Diari la Veu: "los funcionarios municipales se negaron" a realizar el trabajo.

"Los fantasmas nos asedian" comenta el coordinador del grupo de investigación denominado Gredits (Grup de Recerca en Disseny i Transformació Social), opinando que "La memoria histórica sin imágenes no es posible". Jacques A. Mauduit en su investigación titulada 40.000 años de arte moderno, publicada hace sesenta y un años, afirma que "Todas las expresiones del pasado, todas esas voces sofocadas por las sucesivas generaciones se implantan en nuestras costumbres, leyendas, formas arcaicas de nuestro pensamiento, simbolismo del conocimiento primitivo, todos esos despojos de religiones muertas que se obstinan en vivir y manifestarse. Durante centenares de milenios, los hombres registraron las experiencias que vivían y, algunas de ellas se les grabaron profundamente. Penosamente, una etapa tras otra. Según su herencia psicológica, y el medio en el que vivían, los pueblos tuvieron una concepción diferente del mundo y, por consiguiente, dieron de ella una realización plástica distinta". A lo que cabe añadir lo dicho por Marzo sobre que las imágenes no son más que "Un espejo de nosotros (nosotras)".

Una de las filmaciones proyectadas en bucle en la sala expositiva de la muestra, "Me acuerdo de haberlo visto en la tele" y en internet, capta el desmantelamiento de la estatua franquista incongruentemente reverenciada hasta el punto de que una mujer se arrodilla al pie del pedestal, instantánea realizada por el miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia José Aleixandre que recuerda "Lo hice para la agencia Cover". Molines, reiterativo en lo interminable de la jornada de desmontaje, describía la ubicación de fotoperiodistas tras el contingente policial que vigilaba al grupo de manifestantes franquistas, banderitas en mano y haciendo "cortes de manga", detrás de las vallas colocadas en la nombrada Plaza del Caudillo y actualmente Plaça del Pais Valencià, mientras que "Caía de todo". Enfrente, tras las cámaras, estaba el público transeúnte junto a quienes aplaudían gritando: "El burro i l´haca fora de la plaça". ¿Por qué aún quedan simbología franquistas como "escudos del águila" en ubicaciones públicas?

¿Qué pasó con las nueves estatuas ecuestres?

"Siempre acaban en sitios militares, se remiten al ejército (porque) ¡este es nuestro chico!" apunta Marzo. Almacén del Patrimonio en la Granja de San Idelfonso en Segovia (estatua que no se había colocado en sitio público alguno). Almacén de Caserna Jaime I de Bétera (Valencia) "En una urna a prueba de bomba". Museo de Historia de Barcelona en la Zona Franca "Extramuros", cubierta con una lona de plástico (decapitada y reparada, con residuos de pintura roja y blanca), la fotografía hecha por Matteo Guidi de la estatua "Parece una portada de Sex Pistols". Almacén militar de la Escuela Naval Antonio de Escaño en A Coruña (tras haber sido pintada de rosa). Almacén del Ministerio de Fomento. Depósito del Museo Provincial de Zaragoza (también bajo una lona plástica). Almacén municipal del Ayuntamiento de Santander. Fundación Gaselec en Melilla, (retirada oficialmente en el año dos mil diez pero aún a vista pública en la citada fundación). Almacén del ejército en Toledo (en una caja de madera). "Cada vez que tocamos a Franco se nos levanta" relata Marzo que había comentado irónicamente Joan Roca director del MUHBA (Museo de Historia de Barcelona). "Va a un sitio y después va a otro".

¿Por qué siempre hay enredos, letra pequeña y archivos secretos en cuanto atañe al franquismo? "El franquismo, por la Ley de Amnistía de mil novecientos setenta y siete, queda perdonado, eximen al franquismo". ¿Quién se preocupa por la enseñanza sin hechos silenciados de la historia española? "¿Cómo lidiamos con la imagen de Franco?". "Hay que ver las estatuas desde una perspectiva más antropológica". ¿Hasta cuándo los ídolos de connotaciones partidistas políticas, militares y demás en espacios públicos. Quién los paga, quién decide su instalación?

Jaume Perich "El Perich", humorista y escritor, en Autopista libro editado en mil novecientos setenta y uno, ¡hace casi medio siglo! con Franco como supremo autócrata, escribía: "España tiene una enfermedad de pronóstico reservado. Reservado por algunos (algunas) que no quieren que cambie el pronóstico".