Cae un 50% el alquiler de pisos turísticos en la playa de Cullera. Desayuno con esta noticia que me llena de júbilo. Para celebrarlo ingiero una galletita y doy las gracias a Levante-EMV, mi diario. A veces le hablo como quien se comunica con Dios. Nunca responde, silencio que asemeja la metafísica cristiana con la periodística. Sigamos. El desplome de alquileres repercute en la economía local si bien ya expliqué en su día, en estas páginas, la necesidad de una alternativa al turismo de garrafón. Esto debería ocurrir en un periodo de crisis, etimológicamente «oportunidad». El antiguo barrio mudéjar de Cullera se degrada y denuncia la dejadez del consistorio, pero, ¿acaso se oferta allí algún tipo de turismo cerril veraniego? El parné manda y sin primera línea no hay paraíso ni partida presupuestaria municipal.

Lidia Falcón imparte este verano un curso sobre el pensamiento político de K. Marx. Toda una revolución en un verano posmoderno enfocado hacia la figura de la chancleta. Los ningunos idolatran la toalla, la maestra organiza su lucha contra el Capital, enemigo de la clase obrera. La maestra y camarada Falcón recuerda que el marxismo «es la principal herramienta analítica para conocer la realidad». Permite comprender la división del trabajo, la estructura social y categorías como la plusvalía, la esencia de la explotación, el valor no pagado del producto del obrero. Se hunde en la miseria a la clase obrera para que obtenga grandes beneficios una minoría dominante, opresión que ya anticipó el autor de El Capital, en eterna absoluta vigencia. La pérdida de conciencia de clase se origina, entre otros factores, por el falso constructo de la «clase media», esa legión de personas oprimidas quienes a su vez explotan el rendimiento de su mísero apartamento. El proletario sacando tajada del proletario. Así nos va. Muchas personas purifican su miseria existencial tomando un baño en el mar, pagándose el veraneo con un notable esfuerzo habida cuenta de la burbuja en el mercado turístico. Burguesía de temporada.

Entiéndase mi inquina. Ahora mismo playas como la de Cullera cuentan con miles de pisos fantasma, totalmente inhabitados. Multitud de propietarios malviven hundidos e instaurados en su propia miseria, aplastados por el Capital. La única salida: el decrecimiento. En vez de promoverlo, cosa exclusiva de la izquierda sólida, la digna, se engañan a sí mismos. Esperan una gloriosa temporada estival 2021 sin percatarse de la situación planetaria de colapso. Glorioso será el colapso del colapso. Por no mentar de nuevo a K. Marx, con perdón, recordaré las palabras de otro maestro, Antonin Artaud: «un sinsentido mortal gobierna el mundo». Léase bien: «mortal», no moral. Disfrute, si puede, de su apartamento.