La primera semana de julio ha estado marcada por valores muy altos de temperaturas que han sido noticia en buena parte del país. Tanto es así, que el mercurio ha llegado a marcar valores de hasta 40 ºC. Ahora el protagonista es el cambio de tiempo que trae tormentas que podrían no ir acompañadas de precipitaciones.

Cuando hablamos de tormentas, nuestra cabeza se imagina una lluvia fuerte y repentina acompañada de actividad eléctrica. Sin embargo, en algunas ocasiones se pueden dar las tormentas secas, aquellas en las que se observan rayos y se escuchan truenos pero que no van acompañadas de lluvia.

En nuestro país no es raro encontrar tormentas de este tipo, de hecho es relativamente frecuente en las zonas montañosas. La tormenta seca es la principal causa de incendios naturales. Resulta ser un fenómeno típico del verano que va acompañado de viento fuerte, mucha carga eléctrica y poca precipitación.

Este es un fenómeno que se desarrolla bajo unas condiciones muy particulares. Se forma cuando no hay humedad como para que generar precipitación y ayuda si la entrada de aire frío no es muy potente. En verano, la tendencia es que haga calor y la formación de este fenómeno resulta mucho más fácil que en cualquier otra estación.

En ocasiones el frío entra en las capas altas y medias de la troposfera, por tanto existen condiciones para que se desarrollen las nubes, pero más abajo la humedad que se acumula es bastante escasa, por lo que no da para que la lluvia sea importante. El frío en altura también es menor por lo que la nube no tendrá una buena estructura ni un buen desarrollo vertical. A fin de cuentas, la humedad es tan baja en los niveles inferiores que la lluvia se evapora antes de llegar al suelo.

Las nubes resultantes de este proceso descargan unos 'filamentos' de lluvia, llamados virga, que en muchas ocasiones se pueden ver, pero no llegan a tocar el suelo. También dan lugar a los rayos que, como hemos visto años atrás, han generado los temidos incendios alimentados por las fuertes rachas de viento. Los culpables son los rayos nube-tierra, que se generan en la base de la nube y que en muchas ocasiones descargan sobre la vegetación seca.

La mezcla de vientos cruzados, las altas temperaturas y las tormentas secas, suman un cóctel idóneopara la gestación de incendios. Aunque los incendios causados por los rayos solo supongan el 4 % del total en todo el territorio nacional, provocan una gran pérdida de biodiversidad y resultan ser una amenaza para el bosque.