Hace un par de días llegó la canícula. Según la casuística estamos en la época más calurosa del año, que encaja entre los días quince de julio y de agosto. Se trata de un concepto muy español, aunque también tiene cierta repercusión en México, solo que allí la estadística no es tan clara como aquí. De hecho, los meteorólogos mexicanos rehúsan hablar de canícula, porque se asume como una etapa cálida y seca cuando allí el verano acoge la temporada de mayores lluvias que, entre otras cosas, suavizan ligeramente las temperaturas. Debe haber calado allí por el parentesco lingüístico, por ser uno de esos términos que enganchan a la audiencia y, también, porque encuentra su origen en la observación astronómica, más allá del ámbito de la meteorología. Y ese lazo sí es intrínseco.

Canícula tiene origen en la constelación Can Mayor, donde está la estrella de Sirio que era conocida por nuestros ancestros como «la abrasadora». Todo porque coincidía su presencia en el cielo con el ecuador del verano. Esto fue calando en el lenguaje hasta introducirse como un concepto que hoy tiene cierto amparo científico, también en Italia o Francia -raíz latina-. Sin embargo, fuera de España o México se suele vincular más bien a cualquier envite estival de aire cálido, independientemente de la fecha. Gracias a su anclaje en el calendario, aquí incluso nos animamos a hacer pronósticos sobre el carácter de la canícula. Aún siguen siendo experimentales estas predicciones a largo plazo y hay mucha incertidumbre, pero se pueden establecer tendencias.

Según el Departamento de Meteorología de Meteored, este año la canícula será más calurosa de lo normal en la mayor parte del país, especialmente en el interior de la mitad oeste peninsular, donde las anomalías positivas podrían llegar a rebasar los 2 ºC. En la vertiente mediterránea las temperaturas parece que atenderán al promedio o serán ligeramente más altas, esto último especialmente en zonas del litoral debido a los altos valores que muestra la superficie marítima. A tenor de lo que enseñan los mapas, el Golfo de Valencia acogerá las anomalías más destacadas de la vertiente, previsiblemente dejándose notar sobre todo por la noche. En la Comunidad Valenciana las precipitaciones se prevén normales hasta agosto y después deficitarias. Lloverá poco o nada. Pero vaya, nada de esto nos debería sorprender.