El muy largo procedimiento y dificultades existentes para exhumar al General Franco del Valle de los Caídos (octubre de 2019), que pertenece al Patrimonio Nacional y es por tanto una Entidad de Derecho público, ha puesto de manifiesto el profundo enraizamiento del fascismo en la sociedad española. Pero esto es aún más llamativo si se tiene en cuenta que el General murió ¡hace más de 44 años! Esta situación, que debería hacer reflexionar a quienes (no sólo políticos) han llevado el timón desde la Transición de las Instituciones públicas en España, implica que no se ha llevado a cabo un proceso de desfranquización suficiente de la sociedad española a pesar del tiempo transcurrido.

España tiene un «pasado sucio» con dos Dictaduras en el siglo XX, la segunda muy larga y con una represión feroz, que comienza con un golpe de Estado y una posterior Guerra civil. Si se tiene en cuenta esta situación de partida, la pregunta es: ¿Qué se ha hecho para llevar a cabo un proceso de desfranquización desde que murió Franco hasta nuestros días? Realmente no mucho, y en cualquier caso no lo necesario para que la sociedad española tuviese la ocasión de reflexionar, asimilar y cerrar las heridas de los efectos devastadores, tanto en el Estado como en la sociedad y a nivel psicológico, de la Dictadura de Franco.

Los hechos que se relatan a continuación, enunciados de manera muy breve, ponen de manifiesto la tesis que se mantiene. En efecto, con respecto a la época en que comenzó la Transición, de la mano de Adolfo Suárez, debe ponerse de relieve que fue una etapa moderadamente productiva en ese proceso, puesto que consiguió, a través de una Ley de Reforma Política, la supresión de las Cortes franquistas, llevó a cabo una Transición hacia un régimen democrático en una época con un clima político y social enrarecido y polarizado (Juan Francisco Fuentes), además de implicarse a fondo por la concordia entre los españoles.

La etapa de Felipe González como presidente del Gobierno, que duró más de una década, no se caracterizó por un proceso de desfranquización positivo. De hecho llegó a un pacto en 1985 con Fraga Iribarne, que había sido ministro con el General, para no hablar del pasado, y tuvo gestos simbólicos incomprensibles, como embarcarse en el «Azor», que había sido el barco que Franco había utilizado habitualmente (Enrique González Duro). No se entiende que González, que había llegado al poder con las siglas del PSOE, no llevase a cabo un proceso enérgico de desfranquización de la sociedad española.

Durante los años que fue presidente del Gobierno J. M. Aznar no se produce ningún avance en ese proceso, y llama la atención que en una encuesta realizada por Sigma-2 en el año 2000, sólo un 38,1% de los encuestados tenían una mala o muy mala imagen de Franco, e incluso el 22,5% la tenía positiva. Otra encuesta en la misma época del CIS determinaba que el 41% de los encuestados decía que la época de Franco había tenido cosas buenas y malas y sólo el 37% decía que esa época significaba un pasado negativo para España. Estas cifras son demoledoras, y significa paladinamente que la opinión sobre Franco y el franquismo, 25 años después de su muerte, seguía siendo positiva.

J.L. Rodríguez Zapatero, durante su mandato como presidente del Gobierno, llevó a a cabo un proceso de desfranquización importante con la promulgación de la Ley de la Memoria Histórica (Ley 52/2007, 26 diciembre), que estableció medidas a favor de los que sufrieron persecución y violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura, lo cual ha permitido la exhumación de muchos asesinados por la dictadura franquista. Sin embargo, esta ley no reconoce que los delitos del franquismo fueron cometidos contra la Humanidad, sólo se reconoce a título personal, ni tampoco el deber del Estado de realizar unas políticas públicas de reparación a las víctimas de los delitos más graves.

Mariano Rajoy durante su Presidencia del Gobierno se jactó de haber vaciado de contenido la Ley de Memoria Histórica, al no adscribir ninguna partida presupuestaria (0 euros dijo en diversas ocasiones) para seguir con las exhumaciones en los Presupuestos Generales del Estado. Contrariamente Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno, lleva a cabo una política activa de desfranquización, como lo demuestra la exhumación de Franco del Valle de los Caídos y otras acciones. Sin embargo, esa tarea de desfranquización encuentra todo tipo de obstáculos, como por ejemplo la recuperación de calles con nombres franquistas en Córdoba, que va contra la Ley de Memoria Histórica. Por otra parte, siguen existiendo fundaciones de tipo fascista, además de la Francisco Franco, como la de Primo de Rivera, Serrano Súñer, Hijas de Millán Astray, etc€, que se benefician de deducciones fiscales por donaciones y donativos.

El caso francés

Pero, ¿qué ocurrió en otros paises como la Francia de Vichy o la Alemania nazi? Francia durante décadas no se enfrentó al hecho que el régimen de Vichy había colaborado ampliamente con Hitler y el poder nazi, porque creían en la victoria de Alemania, y que la Revolución nacional del general Pétain mantenía presupuestos fascistas, como la supresión del parlamentarismo y la república, supresión de sindicatos y derecho de huelga, antisemitismo de Estado, etc€ Como consecuencia de esa adhesión del régimen de Vichy al nuevo orden nazi muchos franceses fueron cómplices de actos criminales, entre ellos la deportación de judíos. Por otra parte, la Resistencia había sido muy minoritaria, no más de un 2% de la población adulta, a los que se añadían simpatizantes, en torno a un 10% (Robert O. Paxton). Muy pocos franceses fueron encarcelados por delitos de guerra, apenas un 0,1% de la población, y menos aún los condenados (Tony Judt).

Durante varias décadas se mantuvo que una cosa era Francia y otra Vichy, y esta mitología fue fomentada a partir de Ch. de Gaulle por diversos presidentes de la República, incluido el socialista F. Mitterrand (fue colaboracionista con Vichy hasta 1943), hasta que el republicano J. Chirac, en una ceremonia conmemorativa de la redada del «Vél d'Hiv», el 16 de julio de 1995 decidió acabar con esa amnesia, y fue el primer presidente de la República que reconoció que Vichy y sus crímenes formaban parte de la historia de Francia: "Estas horas negras ensucian para siempre nuestra historia y son una injuria a nuestro pasado y nuestras tradiciones. Sí, la locura criminal del ocupante estuvo secundada por franceses, por el Estado francés€ . Francia, patria de la Ilustración, patria de los derechos humanos, Francia, aquel día realizaba lo irreparable, entregaba sus protegidos a sus verdugos". Con estas palabras Chirac respondía a la petición apremiante de la comunidad francesa que exigía transparencia y la cabeza de los verdugos. Este ajuste de cuentas con el pasado y también la tradición de gran parte del pueblo francés a favor de los valores de la Ilustración, ha permitido posteriormente el bloqueo político del Frente Nacional, partido fascista creado por J.-M. Le Pen y que está presente en estos momentos en la vida política francesa de la mano de su hija.