Estos días se ha publicado una noticia, que procede de los resultados de un trabajo editado en una revista internacional, según la cual el proceso de cambio climático actual estaría aminorando la velocidad angular de rotación terrestre al tiempo que habría modificado la inclinación del eje de rotación. Dicho así parece que sea algo terrible y que no podamos esperar nada más que desastres en todo el mundo por este hecho. Pero cuando se estudia la historia del clima terrestre, desde la propia configuración de la Tierra, se comprueba que esto ha sido algo normal en épocas geológicas pasadas, en función de la mayor o mejor presencia de hielo sobre su superficie. Debe recordarse que el agua líquida es más densa que el hielo.

Por tanto en las áreas que están sufriendo en mayor grado los efectos del calentamiento climático actual, especialmente el polo Norte y Groenlandia, es normal que aumente el peso regionalmente y se produzca una pequeña, insignificante a escala humana, oscilación del eje de rotación. Groenlandia, por ejemplo, está perdiendo anualmente 275 billones de kilogramos de hielo; un proceso inquietante. La mejora en los medios de observación, especialmente por los satélites, permite medir esta desviación con gran precisión. El retraso la velocidad de rotación, en los últimos años, se ha calculado en 1,7 milisegundos. De manera que este hecho no tiene, al menos de momento, repercusión alguna en nuestro día a día. Son efectos colaterales del calentamiento climático que se desarrolla en un sistema complejo de interacciones entre elementos diversos del medio físico de la Tierra.