Investigadores del Grupo de Ecología de Peces del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados-IMEDEA (CSIC-UIB), el Grupo de Neurofisiología del sueño y de los ritmos biológicos de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y el Laboratorio de Investigaciones Marinas y Acuicultura (LIMIA) del Govern Balear estudian las causas y consecuencias de los cronotipos, variaciones en el ritmo biológico circadiano, en peces marinos en el marco del Proyecto CLOCKS. «Los peces, tienen cronotipos como los humanos, pero ¿cuáles son sus causas y consecuencias?». Esta pregunta ha llevado a los investigadores a analizar el comportamiento del raor (Xyrichthys novacula), una especie que está dando luz a multitud de procesos ecológicos hasta ahora poco entendidos y que tienen un impacto socioeconómico muy grande en las Illes Balears. «Como resultado de trabajos anteriores, sabemos que hay individuos que se levantan según su reloj interno a las 7.15 am, coincidiendo con la salida del sol, y otros que se levantan a las 11 am, y esto lo hacen consistentemente a lo largo del tiempo. Es decir, existen diferentes cronotipos que reflejan lo mismo que se ha observado en las personas», explica el Dr. Josep Alós, investigador Ramón y Cajal en el IMEDEA (CSIC-UIB) y responsable del Proyecto CLOCKS.

En estos estudios anteriores se vio que los cronotipos tienen consecuencias, como sucede en el caso de las personas. Levantarse más temprano o más tarde tiene implicaciones en nuestra salud, el trabajo, las relaciones o, incluso la economía. En los peces, los científicos han encontrado que los cronotipos influyen en el funcionamiento del océano y, por ejemplo, en qué peces se pescan y acaban en nuestros platos afectando a la pesca sostenible. Ahora, los investigadores quieren dar respuesta a por qué unos individuos se levantan más temprano y otros más tarde trabajando en un proyecto multidisciplinar donde utilizarán tecnología punta. «A partir de sistemas como los empleados en los dispositivos móviles, podremos conocer en profundidad cómo funcionan las sociedades animales y estudiar fenómenos como la transmisión de la información social o la dispersión de una enfermedad en las sociedades humanas», apunta Alós.

La especie de estudio, el raor, permite hacer experimentos con muchos individuos en un ambiente homogéneo como es la arena de la Reserva Marina de la Bahía de Palma. «Cuando el raor se retira para dormir, se entierra bajo la arena y esto nos permite diferenciarlo muy bien. Además, es una especie representativa de muchas otras, ya que es costera, se explota para la pesca y tiene una importancia socioeconómica relevante. Esta especie tiene una estructura social compleja gracias a la cual podemos entender no solo las consecuencias de los diferentes cronotipos en las sociedades de peces, sino también cómo funcionan las sociedades animales, incluyendo nuestra especie. Estas características convierten al raor en una especie 'ideal' para su estudio», destaca Alós.