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Más agenda feminista y menos aire acondicionado

El feminismo no deja de ser necesario a pesar de las bombas de humo, de todas las veces en las que se fija el punto de mira en esas "exageraciones" propias sin duda de mujeres histéricas, fuera de sí y dadas a locura. Locuras tales como apuntar en un pleno que existen estudios sobre cómo las cuestiones de género atraviesan, hasta incluso, el establecimiento de qué temperatura es correcta a la hora de climatizar una habitación: perfecto caldo de cultivo para que los señores de turno se froten las manos. A pocos les sorprendería este apunte si no se tergiversara la intencionalidad del comentario o si Podemos hiciera más hincapié en las cuestiones básicas de la agenda feminista. Si se entendiera el propósito del feminismo y los estudios de género como algo tan importante y tan material como el clasismo, el racismo o el bienestar animal iríamos muy adelantadas. Que hagan ruido anécdota en mano para ridiculizar todo un movimiento social es algo que le lleva ocurriendo al feminismo desde aquellas caricaturas que se hacían sobre las sufragistas en el XVIII.

Se podría decir que muchas académicas están acostumbradas a contemplar "duelos" semejantes como el que PP-Podemos han protagonizado esta semana. Y mientras tanto no las escuchan, no escuchan a las filósofas y mujeres expertas que llevan décadas estudiando, argumentando y haciendo croquis de por qué nacer mujer significa partir desde un escalafón inferior (lean a Amelia Valcárcel, a Ana de Miguel, a Simone de Beauvoir, a Kate Millett...). Y de ahí que cualquier hecho que se salga de la norma sirva como ejemplo de "qué tan ridículo es este movimiento". Vamos a escribirlo sencillo para que todos lo entiendan: Siguen matando a mujeres por el hecho de ser mujeres (es decir, propiedad o territorio de) y, a partir de ahí, se pueden hacer tantos estudios e investigaciones sociológicas como sea necesario (y el estudio jamás sobra, es lo que tiene que el conocimiento no ocupe lugar). 1.058 asesinatos machistas sólo en España desde que se empezaron a contabilizar en 2003 hasta el día de hoy. Sin que entren dentro de las estadísticas de violencia de género mujeres que no tenían o habían tenido relación con el asesino.

Volvamos a fijar el foco en cumplir con la agenda feminista: Por qué nos siguen violando, asesinando, por qué las condiciones de trabajo y económicas siguen siendo inferiores, por qué se nos presuponen los cuidados cuando la sociedad no nos cuida, por qué tenemos que amoldarnos a unos roles que nos oprimen... y por qué estamos hablando del aire acondicionado en lugar de la violencia estructural (algo que la formación morada debería recordar a nivel estatal). Quizá la razón está en que, cuando una mujer grita estas cosas en voz alta o las deja por escrito, la caricatura que muchos harán será la misma: Algo así como una señora muy seria subida a una escoba.

Estaría bien que la clase política, desde todas las bancadas, diera ejemplo y se centrara en lo importante, que lo de fijar el punto de vista en lo paródico ya lo hacían muchos cuando Carmen de Burgos firmaba el Femeninas en el Heraldo de Madrid en el año 1906. Va siendo necesario avanzar un poco y, esta vez, sin permiso y desde la raíz.

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