Ayer se cumplían 24 años de la tragedia del camping de las Nieves de Biescas (Huesca). Una tormenta de gran intensidad provocó una excepcional crecida relámpago (flash flood) en el torrente de Arás, en cuyo cono de deyección se situaba el camping. Unas 90 personas perdieron la vida arrastradas por la avalancha de lodo, agua y piedras que descendieron por el torrente. Sin duda, la tormenta fue una de las más intensas que se han registrado en la historia reciente de los Pirineos, una situación extraordinaria a la altura de las sucesivas negligencias de las administraciones que permitieron construir en una zona de alto riesgo. No voy a extenderme más con este episodio tan trágico, puesto que en internet hay información de sobra. Tan sólo añadir que supuso un punto de inflexión en nuestro país a la hora de estudiar y analizar los riesgos naturales. En los últimos años hemos asistido a nuevos desastres asociados a lluvias de alta intensidad, y quizás el más impactante fue el de otoño en 2018 en Sant Llorenç, en Mallorca, donde murieron más de 10 personas tras una crecida repentina de una riera o rambla que había desaparecido entre el asfalto. Pero no es un caso aislado en estos últimos 5 años: Andalucía, Cataluña, Cebolla, Tudela, Arganda del Rey, aunque afortunadamente en algún caso no ha habido fallecidos€ Si ampliamos el rango, la lista sería muy larga. En mi zona, en Alicante, todavía están muy recientes las muertes que se han producido en la rambla de la cala de Finestrat o en el sureste durante la gota fría de septiembre de 2019. ¿Qué tienen en común? En todos los casos se produce una crecida de una rambla que había sido ocupada por asfalto o por construir en la llanura de inundación. Sí, el proceso actual de cambio climático aumenta la peligrosidad de los fenómenos extremos (y a su vez se usa como comodín para justificar cualquier desgracia), pero también es verdad que sin el factor humano no existiría ese riesgo€ ¿natural? No sólo aumenta el riesgo con el cambio climático, sino con la falta de educación ambiental. Evitemos que se repitan casos como el de Biescas y todos los que vinieron después.