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Cayetana pierde, Inés apuesta

El inicio del curso -no sólo en los colegios- será complicado. Los últimos datos indican que, Malta aparte, España es el único país europeo en el que en las dos últimas semanas se ha alcanzado el ratio de 145 nuevos casos de coronavirus por 100.000 habitantes frente a los 51 de Francia y los 21 de Gran Bretaña. Y en algunas zonas de Madrid se llega a los 400. Por eso Fernando Simón advirtió el jueves que las cosas no iban bien y Pedro Sánchez anticipó el viernes su regreso a Madrid.

Pero, aparte del coronavirus y de la famosa Corina que está sacudiendo a la familia real, dos mujeres, Cayetana Alvarez de Toledo e Inés Arrimadas, han revelado esta semana los retos del otoño. Tras unas explosivas declaraciones a El País, Cayetana fue cesada el lunes por Pablo Casado como portavoz parlamentaria del PP. El cese le ha caído bien a la izquierda -Cayetana era martillo de herejes- y a la mayoría del PP. Parece pues que el eclipse cayetano rebajará algo la crispación política. Ahí están las afirmaciones de Casado: "debemos evitar el error fatal de pensar que para defender las convicciones hay que cavar trincheras y utilizar las palabras como puños? el PP no tiene vocación de minoría indomable sino de mayoría imbatible".

Vamos a Cayetana. Defiende su preciada libertad frente al aparato. Vale. Pero la libertad no es que la portavoz parlamentaria, de facto el segundo dirigente del partido ante la opinión, diga públicamente que la salida de Juan Carlos I de España es desacertada -por mucha razón que tenga- contradiciendo al jefe del partido. Eso es actuar como si el primer partido de la oposición debiera ser el ejército de Pancho Villa. O creerse investida por un poder sobrenatural para dirigir la derecha española. Tampoco es lógico proponer un gobierno de unión constitucionalista exigiendo, de entrada, apartar al líder constitucionalista con más votos. Claro, para ella Sánchez no es constitucionalista. Alguien me dice: Cayetana era una buena columnista en un diario conservador, pero hacerla portavoz del segundo partido español fue un disparate.

Cayetana es directiva de la fundación de Aznar. Ahora su función se viene a partir entre Cuca Gamarra, sobreviviente de Rajoy y Soraya, que hará de portavoz parlamentaria y el nuevo cargo de portavoz del partido del alcalde de Madrid, Martinez Almeida, una estrella ascendente. Quizás porque Madrid es Madrid e Isabel Diaz Ayuso no da.

¿Estaremos ante un PP más moderado? Si, aunque palabras pasadas de Casado parecían cavar trincheras. Lo seguro: el PP será mas casadista y más fiel al aparato del secretario general, Rafael Diaz Egea, el ganador de la crisis.

Pero Casado ya ha advertido que el PP no se moverá. Apuesta a que el posible rechazo de los presupuestos liquide al Gobierno. Su estrategia pasa por derribar a Sánchez y ganar las nuevas elecciones. O por hacer que el PSOE le haga dimitir como en el 2016. Parece un esquema aventurado y que pasa por una convulsión y grandes incertidumbres para la vida política y económica. Casado no opta por ganar credibilidad y prestigio ayudando con su fuerza a superar la crisis.

Pero en la derecha hay otra opción, la de Inés Arrimadas que el viernes declaró a El Mundo que los presupuestos (los que envie Sánchez) "tienen que salir porque son necesarios para que España reciba los 140.000 millones del plan de recuperación europeo". ¡Ojo! Arrimadas no quiere hacer de C´s un socio del Gobierno. Critica que Sánchez se dedique más a reducir ayudas a la escuela concertada que a preparar los colegios para el otoño y remacha que "tanto mejor cuanto los presupuestos dejen mas insatisfecho a Iglesias".

Estamos ante dos derechas. Una, la del PP, cree que lo urgente es hacer caer al Gobierno. Otra, la de C´s, apuesta porque haya presupuestos y condicionar a Sánchez lo mas posible. Una, cree que siempre (o casi) le toca gobernar por derecho natural y apuesta por matar a Sánchez como ya hicieron antes con Felipe y Zapatero. Otra, mas de centro-derecha, ha tomado nota de la catástrofe de Rivera y de que el PSOE ganó las elecciones sin mayoría (incluso sumando a Podemos). Y ahí ve su gran oportunidad.

Sánchez intuye que, con ERC a la defensiva frente a Puigdemont ante las elecciones catalanas, no habrá mayoría de izquierdas posible. Y que los diez escaños de C´s le pueden salvar la vida. Como antes los de la antigua minoría catalana salvaron a Suarez, Felipe, Aznar y Zapatero. Es la alternativa menos traumática. Aunque nada fácil. Exige superar dogmas y creencias. También muchos tópicos.

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