Se preguntaba Vargas Llosa en 'Conversaciones en la catedral' en qué momento se jodió el Perú. Siempre hay un tiempo en que un hombre, una agrupación, una sociedad, un país inicia su decadencia inexorable. Algunos hay ahora que empiezan a plantear en el propio Perú si no sería en el día que guiadas por las logias masónicas y corsarios ingleses las élites peruanas, es decir, los propios españoles, decidieron no pagar tributos a la metrópoli. En las escuelas peruanas se enseñan las heroicidades de sus compatriotas mientras en las escuelas españolas el asunto de América siempre se ve como algo lejano, tangencial. Hice la prueba el otro día con una de mis nietas de 12 años y les aseguro que no supo responder quién era Cristóbal Colón. Hay muchas maneras de derribar estatuas o de escribir la Historia. Una de ellas es no escribirla. Un maestro conocido me contaba un suceso digno de reflexión: en un colegio público de Chiva, un niño ecuatoriano de 10 años, por indicación de su padre, le preguntó a su maestro que cuándo se aprendía en España el himno español. El maestro tuvo que explicar al niño que eso en España no se enseña. Se enseña en Italia, en Francia, en Alemania, en Portugal€ se enseña en Cataluña, en Euskadi y seguramente en Andalucía, pero no se enseña en España.

De hecho, no hay escuela valenciana o española que celebre el 12 de octubre. Celebramos el 9 de octubre, con la entrada de Jaume I para, entre otras cosas, convertir la mezquita musulmana en catedral cristiana, algo que en nuestros días nos parecería atentar contra la multiculturalidad. Y, sin embargo, no celebramos el 12 de octubre. Podría celebrarse de mil formas pero renegar del 12 de octubre es síntoma de debilidad profunda de una nación, de un sentimiento colectivo. Se trata del día en que una parte de la humanidad tropieza, por casualidad, con otra parte, con otro mundo nuevo para ellos. Como si hoy descubriésemos un planeta con vida muy semejante a la nuestra. ¿Se imaginan el impacto? Pues algo así fue lo ocurrido hace cinco siglos. Y de eso fueron protagonistas gentes de España.

¿En qué día se jodió España? Pues algunos podrían indicar que se hundió precisamente en ese día del encuentro con las primeras islas del Caribe porque ninguna falta nos hizo aquella casualidad a pesar de toda la poética construida en torno a la Hispanidad. España construyó un imperio creativo y agotó sus fuerzas. Ninguna legislación colonial es mínimamente comparable con las Leyes de Indias. Quizás se jodió España por esa trascendencia de no sentirse superior a ningún pueblo€ Influencia católica. Los ingleses castigaban con pena de muerte cualquier cuestionamiento sobre la legalidad de sus conquistas. No mezclaron su sangre con la de los indígenas.

Otros hablarán de la Guerra de Sucesión, con los Decretos de Nueva Planta; algunos profundizarán y sacarán a relucir la Ley Moyano de Educación que pretendió hacer iguales a los que eran por naturaleza desiguales en lenguas, costumbres y leyes. La derecha más radical del XIX era la más defensora de la 'plurinacionalidad' de las Españas€ La izquierda de entonces, encuadrada en el bando liberal, ganó tres guerras para asentar la España de las provincias y acabar con los fueros. ¡Cómo cambian los tiempos!

Tengo para mí que hay un día especialmente significativo. Nadie conoce la historia pues no salió en periódico alguno, ni en tertulias televisivas. Acabábamos de inaugurar la Conselleria de Educación, orgullosos de recuperar, más bien de estrenar, la autonomía educativa. Aquel día llegó un motorista a un colegio perdido en un pequeño pueblo valenciano.

-¿Es usted el director?

-Sí, sí, pase.

-No, no es necesario. Firme aquí como que ha recibido esta notificación.

El director, tembloroso, observó un sobre con el sello de la autoridad educativa. Por su mente pasaron todo tipo de temores. ¿Habría cometido alguna irregularidad? ¿Sería aquel motorista como aquél que enviaba Franco para comunicar ceses? Abrió el sobre y se encontró con un librito dedicado a la historia del gremio de los campaneros de Valencia. Para eso, un motorista enviado a un lejano colegio... Aquel día, aquel buen hombre pensó si España no estaba ya jodida.