En la Iglesia Santa Catalina Mártir de Teulada, Capella de Ministrers nos ofrece un hermoso concierto, «Oriente & Occidente. Hic et Nunc», en el que nos muestra el diálogo intercultural entre ambas culturas y la necesidad del diálogo en común para la transmisión de conocimientos, ideas y creencias, como así ha sido siempre. Se trata de un patrimonio en común que las rutas marítimas por el Mediterráneo permitieron disfrutar, acercando las dos orillas, mediante el lenguaje globalizador del comercio y la cultura, que las melodías interpretadas en esta ocasión nos invitaron a recordar.

Luis Racionero, fallecido este mismo año, en su ensayo del mismo título, «Oriente y Occidente», señala cómo Oriente continúa ofreciendo alternativas a esta fructífera relación como potencia económica y no sólo como reserva espiritual. Además este cruce de influencias continúa siendo de gran utilidad, no sólo desde el ámbito comercial, sino también para resolver grandes dilemas pendientes desde la perspectiva occidental. Buscando la transformación y no sólo la información. Una filosofía en busca del bienestar individual y social, más que en la dualidad y la búsqueda de culpabilidad.

Como nos muestra Edward Said, en «Orientalismo», la relación entre Oriente y Occidente es una relación de poder construida en el imaginario de una superioridad occidental. Por su lado, Hermann Hesse, escribió, «Siddhartha», que resultó ser un icono literario de la filosofía oriental, avanzando hacia la comprensión universal. Adentrándose en lo desconocido, aceptando el riesgo que supone el entendimiento. Avanzando en las coincidencias para superar las diferencias. Respetando los derechos individuales sin forzar la uniformidad cultural de las distintas sociedades. Siendo un pionero en la apuesta por la alianza de civilizaciones.

El tema central de su obra fue la necesidad de renovación del hombre occidental. Quizás influido por Spengler, y por su visión de la decadencia de occidente, Hesse buscó en la tradición oriental los elementos que pudieran aportar aspectos positivos a nuestra sociedad. En, «Viaje al Oriente» resume esta idea con palabras del poeta Novalis, «¿Adónde vamos? Siempre a casa». Con esta simplicidad pone de manifiesto el motivo más constante de su creación literaria, y a su vez la concepción de que el camino de la verdad pasa por la unidad que subyace en todo lo existente. También con el paisaje.

En el relieve montañoso de la colina donde se encontraba su casa en Montagnola, cantón Tesino, Hermann Hesse encontró el clima meridional, la paz y la soledad, que se observa en toda su obra, que ahonda en las profundidades de la condición humana y pone al descubierto su carga trágica y su incierto destino.

Hesse lo analiza detenidamente al describir su propio proceso creativo en «El juego de los abalorios». Adentrarse en el sendero del conocimiento individual para aproximarse al de los demás. La historia de la humanidad revela la presencia de tanta incomprensión mutua y la repetición de tales errores, que hace pensar que la obcecación más rotunda del hombre es la del olvido y su mejor antídoto el del recuerdo.