En Unidas Podemos deben estar que trinan. Últimamente no se salen con la suya en nada y mejor que sea así. Ni habrá banca pública como ellos querían, ni subida de impuestos, algo que se recoge en el acuerdo de gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos, que contemplaba subida de impuestos para las rentas más altas y en el impuesto de sociedades. Pedro Sánchez ya ha dicho que no habrá subida de impuestos mientras no haya recuperación económica y reactivación de la economía. Normal porque lo otro sería un suicidio en términos económicos. Todos los países han anunciado una bajada de impuestos para afrontar la crisis económica: Alemania, Francia, Portugal e Italia.

A nadie se le ocurre, salvo a los podemitas, que de economía saben bien poco, subir impuestos en plena recesión. Lo que hay que hacer es precisamente todo lo contrario: bajar impuestos para incentivar el poco consumo que haya y ayudar a sectores estratégicos, como el turismo que lo están pasando realmente mal, aunque en esta crisis no se salva ningún sector porque todos de una u otra forma se han visto afectados en mayor o menor medida.

El anuncio de la fusión entre Caixabank y Bankia no ha sentado nada bien a los socios de gobierno de Pedro Sánchez, que no han tenido conocimiento de esta gran fusión de la banca española, que llevaba tiempo gestándose, y que tendrá como primera consecuencia el cierre de oficinas y el despido de trabajadores, como ocurre siempre que se produce una fusión.

Se aleja definitivamente la posibilidad de una banca pública, tal como quería Iglesias y el propio Alberto Garzón. La ministra Nadia Calviño le ha vuelto a ganar la partida a Iglesias. Mejor que sea así porque si se imponen las medidas que tiene en mente Iglesias de disparar aún más el gasto público, Europa no nos suelta ni un euro de esos 140.000 millones que nos ha prometido y que habrá que devolver.

Los grandes beneficiados del anuncio de la fusión han sido los accionistas de ambas entidades, que han visto revalorizarse sus acciones, si bien es cierto que Bankia arrastraba una pérdida en sus acciones del 45%, tras rozar mínimos anuales. El viernes cerró a 1,38, tras anotarse una subida del 32,88%. Por su parte, Caixabank cerró a 2,04 €, tras subir un 12,37%. El Banco presidido por José Ignacio Goirigolzarri anunció una caída de su beneficio durante el primer semestre del año del 64% hasta los 142 millones de euros, tras provisionar 310 millones.

Falta todavía por determinar cómo se va a producir el canje de acciones entre las dos entidades y qué va a pasar con esos 24.000 millones de euros, que el Estado prestó a la entidad financiera en plena crisis de la burbuja inmobiliaria para evitar el rescate y de los que solo se han recuperado 3.300 millones de euros. También falta por saber qué va a pasar con los accionistas que contrataron acciones preferentes y subordinadas de Bankia, que perdieron todos sus ahorros, tras la salida a Bolsa de la entidad ,presidida entonces por el ex ministro del PP, Rodrigo Rato.

Se especuló como posibles novios también con Sabadell y BBVA, pero finalmente ha sido Caixabank quien se ha llevado el gato al agua, como ya hiciera con el Banco de Valencia.

La situación actual requiere de entidades bancarias fuertes y solventes. El grupo resultante se convertirá en el décimo banco de la UE con unos activos cercanos a los 650.000 millones de euros. Y en este sentido es una buena noticia, tras el descalabro que sufrieron las cajas de ahorro y el impacto que ese rescate tuvo sobre los ciudadanos, que al final fuimos los que pagamos el pato, pese a las promesas de Rajoy de que aquello no le iba costar un euro al bolsillo de los ciudadanos.