Ustedes ya conocen la historia de David contra Goliat y su final: pequeño pastor prácticamente desarmado y un gigante adiestrado para guerrear. (Samuel 17, 49-50). El análisis econométrico, la planificación a corto, medio y largo plazo, el mercado de valores, el ranking de importancia en el sector bancario, no son objeto de estas líneas ya que es inalcanzable e imposible para un pastor prácticamente desarmado. La anunciada fusión entre dos entidades bancarias parece que está animando el ambiente y sobre todo después de la situación que se está derivando de la COVID-19. Las buenas noticias son siempre bienvenidas, es necesario sacar la cabeza del agua para respirar. No aporto nada nuevo si les recuerdo que una de las entidades a fusionar fue rescatada por el Estado con decenas de miles de millones de euros y que tiene una alta participación del Estado (61%), que la otra creció a expensas de la nefasta gestión de la progenitora de la primera entidad, que propició la quiebra del Banco de Valencia y su compra por algún euro, por la estafa de los fondos de inversión, las tarjetas Black (no por negras, sino por oscuras), por la salida a Bolsa a ver lo que pasa, «es el mercado amigos, y si no funciona la culpa es de los inversores que han confiado en mí». La futura entidad, probablemente puntera en el sector bancario, va a serlo -ya lo sabemos tras las fusiones de la crisis económica de 2008- a expensas de disminución del número de oficinas, y trabajadores que pasarán a situación de prejubilación mejor o peor compensada en función de la habilidad de los sindicatos en su negociación. Pero este pequeño pastor casi desarmado no se olvida de que van a percibir una prestación económica por desempleo hasta la edad reglamentaria de jubilación que se financia con los presupuestos del Estado, es decir, con el dinero de nuestros impuestos, prestación que no cuestiono, pero que crea algún interrogante. Sobre todo, cuando se hace cada vez más patente la existencia de fronteras interiores, muros contra la modernización, contra el acceso a servicios de forma equitativa. Desde la Generalitat Valenciana se está trabajando para que estas fronteras y estos muros no sean tan altos a través del programa AVANT, o mediante el concurso para la instalación de cajeros automáticos, aún con servicios limitados, en todos los municipios que ya nos quedamos sin oficinas bancarias, sin que hasta el momento se tenga respuesta a pesar de haber rebajado los requisitos, «lo que piden las Entidades es que haya movimiento financiero. No estamos hablando de nóminas, eso no les interesa. Buscan activos financieros (préstamos, acciones)», el proceso es excesivamente lento. «Sólo porque seas grande y fuerte no significa que puedas hacer lo que quieras». «Si los mismos que tienen todo el poder, todo el dinero y toda la autoridad son los que van a ganar todas las peleas, ¿para qué vamos a seguir adelante? El Confidencial 23/06/2014. Seguro que la aptitud académica de nuestros vecinos no llega a la media de la de los gestores y cuellos blancos de las entidades que se van a fusionar, pero su actitud es la que se deriva de una economía de postguerra, con cuellos sucios y duros, tras recoger la algarroba, segar el trigo, vendimiar o ir de temporero a Francia, para luego volver al pueblo a seguir peleando por lo suyo. Ya lo dijo Manuel Vázquez Montalbán en la revista Por Favor hace ya mucho tiempo: «Se irán de rositas?» Por eso ahora la gran entidad bancaria resultante no puede olvidarse (no puede irse de rositas) de nuestras comarcas envejecidas, mal comunicadas y con un nivel de servicios muy por debajo de los municipios del área metropolitana y debe contribuir a rebajar estos muros. Quizás, en las cuentas de resultados, las cifras tras el recuento de los miles de euros de beneficios no resultarían muy afectadas si destinaran las últimas decenas de miles al bienestar de nuestros vecinos. Este pequeño pastor prácticamente desarmado aspira a convivir con Goliat, poder comerciar con él y volver a casa. Tal y como finaliza algún artículo mi admirado vecino Alfons Cervera, en serio lo digo. Y tan en serio.