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Esmeralda Marugán

No es ficción

Sinceramente, me importa un bledo el padre, el hijo y el espíritu (futbolístico), dándome absolutamente lo mismo si Messi se hace catalán, o si se va con el emérito a cualquiera de esos países que, por tener el oro del siglo XXI, medio mundo, incluidos nuestros empresarios, católicos o agnósticos, desean estar y negociar, aunque sean radicalmente opuestos a Alá, y se agarren "la cartera" al paso del árabe pobre”, a sabiendas de que hablen en la lengua que hablen, no tendrán el mismo concepto de la "palabra". La que no parecen tener ningún poderoso con el pueblo Palestino, y tampoco existir la libertad de expresión de Argelia. 

La realidad es que, pese a no ser nuevo, es noticia, tal vez por cuestión de pelotas, eso sí, grandes, o, dicho de otra manera, su masculino "don balón", porque el famoso delantero portugués Cristiano Ronaldo presume de su nuevo millonario "amigo" jeque, y futuro heredero del trono de Dubái (Hamdan Bi Mohammed Al Maktoum). Tal vez los goles de los futbolistas hayan sido más reales, y con menos penaltis y fueras de juego, que del exrey. 

Les une la misma excusa a sus defensores: ¨ ¡Lo que dieron a ganar a sus respectivos representados!¨ Yo era más seguidora, incluso presencial, de los Premios Príncipe, que de La Copa del Rey, pero una sociedad anónima, como son los clubs deportivos, no es lo mismo que un país, por muchos otros que con nombre propio se solidaricen, y posiblemente tengan incluso más razones, y paraísos fiscales a los que huir, y no menos canallesca que ocultar. 

Son demasiadas las “vigas" propias para poner mi ojo en cultura ajena, aunque me sea incomprensibles e inadmisibles. ¡Solo con verlas a ellas vestidas de invisibilidad, me subleva! No hay menta, ni té de hierbabuena que suavice mi idea de la indefensión y nulidad que allí viven, sometidas a un mundo de machirulos con barba y su thawb o suriyah, su turbante o kafiyye, el que no les impide ver, ni mirar, ni ser vistos ni mirados, y a las mujeres, sí.  

Tampoco son esposados siendo niños con mujeres maduras, salvo que el capricho sea de hombre, que es la especie que todo lo puede, allí y aquí, y no solo entre los adinerados. Ellos, simplemente, tienen más facilidad para pagarlo, pero si es el papá, el abuelo o el tío, les basta con tener la hija o el hijo, la nieta, el nieto, la sobrina o el sobrino, aunque esto no sea titular a destacar, ni el fin de la justicia por perseguir, y condenar, salvo que tenga el valor de hacerlo alguna mujer famosa, como Alejandra Zarini Gucci, quien ha acusado a su padrastro Joseph Ruffalo, de los abusos sexuales que ella vivió desde los 6 hasta los 22 años, y también a su madre y abuela por encubrirle.  

Aquí las madres y las abuelas que lo hacen se arriesgan a que se les aplique un SAP (síndrome de alienación parental, inexistente), como actualmente le está ocurriendo a Irune Costumero con su hija, que lleva tres años sin ella, y a muchas otras mujeres-madres que están viviendo la peor de sus pesadillas con consecuencias irrecuperables para sus hijos e hijas. 

Los niños, esos locos bajitos que son el reclamo de papá Noel, de los magos de Oriente y de casi todas las religiones, pierden al Ángel de la guarda cuando son abusados sexualmente por su entorno familiar y/o social.

No entiendo el ímpetu que ponen mis compañeros/as de la pequeña pantalla, de las ondas, de los periódicos o de internet, en hacer notición de los hombres del gol. 

Por cierto, que este mismo deporte en femenino continua en cuarentena. Debe ser que "el coronavirus" en las mujeres es más impactante. Y que se rozan más, a pesar de haber escuchado reiteradas veces lo contrario de "sus vestuarios", y de la instantánea que el fotógrafo Carlos Monge mostró al mundo de Michel, tocándole los bajos a Valderrama. 

Me toca, y mucho, la moral ver las luces de neón con detalle visual explícito y un peculiar "conejito", "unas copas con burbujas" y "siluetas con voluminosos pechos y/o culos". Tanto que no necesitan ni mirar a la Meca para verse, pronunciadamente a diestro y siniestro, en nuestros caminos, y carreteras, peajes y autopistas. Más numerosos que gasolineras. Será que, como son alegales, no tienen que cumplir con ningún requisito, ni el de lavarse las manos. Que eso lo siguen haciendo todos los políticos sean locales, autonómicos o el presidente del país, por mucho que diga que es abolicionista… NO ACTÚA. 

En uno de esos lugares no pueden verse los autos aparcados, ya que, bajo licencias que desconozco, y ética inexistente es sede de negocios dentro de una fortaleza de ladrillo visto en plena "milla" de las clínicas y hospitales de Alicante, además de ser muy español, por la bandera que muestran. Lo que me indigna aún más, porque aún tengo esperanza en mi país, y en sus humanos-as, y me niego a creer que está representado por puteros y proxenetas. 

¨El pasado nunca está muerto. Ni siquiera es pasado¨. Cita del premio Nobel William Faulkner con la que comienza la última película que he visto en el cine -Antebellum- de Chistopher Renz y Gerard Busk. La realidad supera la ficción, y ambas pretenciosas, maniqueas, y no muy creíble, pero no todo lo de antes fue mejor, por difícil que sea "el ahora", seguiré maquillando la sonrisa con mascarilla o sin ella, porque cada vez estoy más convencida de que somos parte del show de Truman, y sinceramente, no me agrada vivir entre mentiras, ni morir entre capullos, al menos entre "Las flores", era buena película. 

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