Qué hacer’, se cuestiona Lenin en un conocido tratado político, publicado a primeros del siglo pasado, sobre las estrategias revolucionarias frente a los «economicistas», que fue recordado en foros universitarios, y, pienso hoy, apenas leído. Ahora, Andrés García Reche, quien dejó escrito que ser liberal en economía no es nada de lo que uno tenga que arrepentirse, plantea, desde una perspectiva de «nuevo progresista» -en palabras de Antón Costas- ‘Qué hacer con el modelo productivo’, una guía básica para gobernantes audaces, utilizando aquellas dos mismas palabras.

Con este título invita al debate desde su profundo conocimiento de la economía valenciana, que acredita tras una larga experiencia como profesor universitario de Economía Aplicada, conseller de Industria, Comercio y Turismo, y, actualmente, vicepresidente ejecutivo de la Agència Valenciana de la Innovació. Y también como consultor internacional de Aecid, CE y BID. Trata de analizar nuestro modelo productivo y ver lo que requiere en las actuales circunstancias para incrementar su productividad, haciéndolo más competitivo, a través de la investigación, el desarrollo y de la innovación.

Consciente de que para que una innovación funcione se requiere de una dimensión de la que, en muchas ocasiones, nuestras empresas carecen. Pero también de que disponemos de unos distritos industriales, localizados en diferentes comarcas de la economía valenciana, que aportan las economías de escala equivalentes a las de una integración vertical para la obtención de rendimientos crecientes con incremento de productividad. Productividad a la que Joan Romero, catedrático de Geografía Humana, se refiere afirmando que si fracasamos en su mejora seremos incapaces de retener el talento que formamos y continuaremos siendo una economía de bajos salarios y rentas inferiores a las de otras regiones europeas.

A todo lo cual cabría añadir, en el caso valenciano, que resulta necesaria la mejora sustancial del conjunto de empresas existentes en los sectores tradicionales, vía calidad, mediante la cooperación, especialización, apoyo financiero y desgravación a la innovación. Sin ignorar la necesidad de consolidar la implantación de empresas de base tecnológica, con apoyo de los actuales centros tecnológicos y universidades, con contrastados proyectos desarrollo. Incrementando la dotación presupuestaria para la financiación de los riesgos que supone la inversión tecnológica y los servicios que requieren las empresas innovadoras. Con una política de innovación industrial del Estado, no centralizada, sino vinculada a nuestra realidad industrial.

Antón Costas nos habla, en la presentación de la citada publicación, de la búsqueda de la prosperidad inclusiva, que García Reche plantea para la mejora del modelo productivo: nuevo modelo de gobernanza, sostenibilidad, aumento de la inversión en I+D+i, fortalecimiento del sistema de innovación, más empresas, más grandes y en más sectores, y papel estratégico de las compras públicas en el sistema de innovación. De esta forma, nos da pistas precisas sobre nuestro modelo productivo y, junto a ello, indicaciones concretas para que sepamos qué hacer para el desarrollo de la innovación. Falta hace que nos pongamos en marcha.