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Maite Mercado

O rólex o setas

Estaban los miembros del Gobierno y los líderes de la oposición, nacional y autonómicos, entre los 3.596.000 espectadores que escucharon a Pedro Cavadas el jueves? Seguramente sí y no debió gustarles demasiado. El doctor opinó sobre lo que tantas veces discutimos en comidas y cenas de familiares y amigos, en los pasillos y cafés del trabajo, como un cuñado más, sin argumentos complejos o técnicos, dejando claro desde el principio que no es experto en epidemiología. Sin embargo, no es un vecino más y no solo por eso repetía aparición estelar en «El Hormiguero», espacio al que acuden cientos de personajes promocionando productos varios con distinto nivel de popularidad, fama o prestigio. Caiga mejor o peor, el valenciano goza de más credibilidad que la mayoría de tertulianos que pululan por los platós de televisión hablando de lo mismo. 

Todos vimos el vídeo, unas frases extraídas de una entrevista, en el que advertía de que no podíamos fiarnos de lo que dijeran las autoridades chinas. Confirmaba una creencia compartida, pero la OMS refrendaba la gestión de China y el mundo no reaccionaba a tiempo. «O Rolex o setas. Depende de a qué estaban». La salud pública debería haber sido el único criterio pero no fue así. Y sigue sin serlo. 

En «Planeta Calleja», Fernando Simón reconocía que se actuó tarde, estaban en alerta desde enero. Al director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, al que identifican hasta de espaldas por esa voz que lleva meses acompañándonos, Cavadas ni le conoce, «ni ganas», porque para él no es uno de esos profesionales que necesita el país, sin pinganillo, capaces de gestionar sin caer en mentiras y contradicciones, es decir, libres de injerencias políticas. Pero como explicaba Simón a Jesús Calleja, el técnico propone y son otros los legitimados para tomar decisiones. Ese platónico gobierno de sabios independientes es una entelequia y ni siquiera existió el supuesto comité de expertos en el que se apoyaba el Gobierno en la desescalada. Las palabras del cirujano no fueron nada esperanzadoras, ni lo está siendo el terrorífico espectáculo político en Madrid. Tampoco las simpáticas declaraciones de los madrileños por España, los avispados que salieron a tiempo de evitar las últimas restricciones haciendo caso omiso a los llamamientos a la responsabilidad individual. Como Cavadas repetía, bienvenidos al mundo real. 

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