“Hay que homenajear a (las) los heterodoxos” proclamó el valenciano, ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, en la entrega de los XXIX premios de la Cartelera Turia celebrada en el claustro gótico del Centre del Carme Cultura Contemporània, tras entregarle el galardón al último director de la publicación Vicente Vergara Deltoro.

¿Por qué no denominar cultura heterodoxa a las discotecas? ¿Pesa más el perfil de negocio?

Discothèque, boîte, antro, boliche, night club, según el país se denomina de una manera el concepto de sala de baile tan necesaria y valorada por la sociedad en momentos de paz como en alterados, locales donde el ocio se rodea de enfoques artísticos diversos: actuaciones, música grabada, arquitectura de vanguardia como la de Ben Kelly para The Haçienda “Por el escenario de esta discoteca pasaron The Smits, Oasis y hasta Madonna, que debutó en Reino Unido en este famoso club de Manchester” apunta el periodista Alberto P. Sierra en su artículo para www.as.com añadiendo que “Una discoteca de Manchester inspiró la nueva camiseta del City”. Diseño gráfico con carteles creados por Francis Montesinos para ACTV, Puzzle. Barraca o The Face. Moda en el público y con desfiles de firmas como Amaya Arzuaga, Premio Nacional de Diseño de Moda en 99 Calamares (Pinedo-Valencia). Actuaciones en directo de grupos musicales como Los Ronaldos y Coque Malla, o escenario para eventos multiculturales como La Visión del Espectáculo en Valencia realizada en el Aula de Cultura de la Caja de Ahorros de Valencia en los años mil novecientos ochenta y seis y ochenta y siete y que contó en su programa con las discotecas Mister Chus y Jardines del Real.

Heterodoxia cultural en el denominado “virus renacentista italiano” de principios del siglo XVI, cuya obra pictórica más renombrada es “el retablo-relicario del altar mayor de la catedral valenciana” citado en El Arte en la época de Carlos V, estudio realizado por el turolense historiador del arte español Santiago Sebastian en mil novecientos cincuenta y ocho.

¿Por qué se da la espalda a la cultura representada por las discotecas al igual que algunos sectores de la denominada música culta desmerece a la de cine?

Naves industriales, sitios clandestinos, espacios naturales de gran belleza y construcciones emblemáticas tal que la discoteca L´Umbracle en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, son entornos de fusión cultural. También la restauración se integra a las discotecas con toda gama de opciones, desde Up&Down en Barcelona y su restaurante a las bocaterías de trote en el formato maxi discoteca de las ya inexistentes Arabesco y Bananas.

“Solo queremos montar un club, todos (todas) vinieron a The Haçienda, era nuestra catedral” y al poco tiempo, con el aplauso al disc-jockey nació la era rave (luminotécnia, sonido, baile).

New romantic, acid house, trance, psy trance, ska, techno, jungle, indie, dubstep, psicodelia, música noise, new wave, rock, punk rock, house, EDM (electrónica dance music o dance), drumm&bass, minimal, electrónica industrial, comercial, chillout, trap, loops (música mezclada en el momento), mashups (mezclas de temas simultaneados grabados con antelación), remixes (canciones que triunfan mezcladas), hardcore, breakbeat hardcore, latin, hip-hop, trance, dubstep, salsa&bachata, reguetón, sevillanas, electro-latino, R&B, pop-rock, electro-pop, rock de garage, techno pop, cumbia, rap. Enculturación musical tras los inicios marcados por el swing y charlestón a principios del siglo pasado. Creatividad y ruptura como germen de las discotecas.

Posavasos, camisetas, adhesivos, pósteres, llaveros, chapitas, adhesivos e incluso cristalería adornada con el logotipo de icónicas discotecas como lo fue Bocaccio en Barcelona, centran la atención de coleccionistas. Civilización cultural del ocio enraizada en bailes de pueblo celebrados en casinos y centros culturales, puntos de cita necesarios para la socialización, en las urbes trocaron en discotecas. Scotch Club sito en Aquisgran (Alemania), en mil novecientos cincuenta y nueve, en rastreo, surge como local pionero dando paso a referentes neoyorquinos como Hurrah (años setenta, con dos mujeres titulares de cabina del trio oficial), Tier 3 y Dancetería. Actualmente la tecnología se ha posicionado en el sector con instalaciones de reconocimiento facial en discotecas a fin de seleccionar a la clientela, tal como sucede en la moscovita y elitista Imperia Lounge.

¿Por qué no se considera cultura la discoteca?

“Un movimiento cultural para el establishment (sistema) es condenable” declara el que fue alcalde de Valencia Ricard Pérez Casado en el programa televisivo Ochéntame…otra vez; en el mismo capítulo, titulado Más que bakalao, el experto en ocio Vicente Pizcueta añadía que “Por plaza pública, me refiero a las discotecas. Espacio de libertad”.

Hasta en los bajos de parroquias se han llevado a cabo sesiones, sin bebidas alcohólicas, para adolescentes con un tocadiscos en los años setenta ¿guateques o discotecas maquilladas? Teatros sin actividad revivieron como discotecas y cines han tenido una segunda alternativa, eso sin nombrar edificios históricos, fábricas y almacenes abandonados o secaderos de arroz como Chocolate en la denominada Ruta Destroy (Ruta del Bakalao) valenciana, al igual que depósitos de patatas, “patatera”, ejemplo: Arena Auditorium. Salas objeto de estudio socio económico y de interés perenne como Barraca, inspiran a través del tiempo. “La productora de Rodrigo Sorogoyen y Atresplayer Premium producirán una nueva serie sobre la Ruta del Bakalao”, (www.loslunesseriefilos.com, 12/10/2020).

¿Por qué marcar distinciones en el ámbito cultural?

“Centros de contracultura y experimentación artística, locales de ocio y su influencia en la cultura contemporánea” se lee en la web milenio en enero del año pasado, en el artículo titulado “Discoteca: medio siglo de una historia sonora, social y cultural”. Discotecas, escenario de modos y modas, material para la investigación de generaciones que buscan nuevos conceptos e interpretaciones. Discotecas, vivero de creación musical se posicionan según programaciones de cabina dando lugar a idolatradas estrellas capaces de imbuir sentimientos de euforia y colectividad. ¿Tal vez por eso no se considera cultura en España? “Una exposición explora la aparición de los clubes nocturnos como espacios de experimentación para el interiorismo, el arte y la cultura”, sigue apuntando el medio informativo. Night Fever-Historia del Diseño de la Cultura de Club, instalada en el museo Adam de Bruselas, es una muestra que cuenta con la colaboración del museo Vitra Desing en Alemania, siendo “homenaje al pensamiento radical que gestó la cultura de las discotecas y en la manera que estos locales han influido en la vida social y las subculturas”.

¿Cuándo se estará a la altura del resto de países europeos en reconocimiento de valores?

“Estar en The Haçienda era como estar en la Revolución francesa” es uno de los comentarios que incluye la película 24 Hour Party People dirigida por Michael Winterbottom.

Studio 54 (Nueva York), Yellow Submarine (Munich), Distrito 10, Deseo 54, Dreams Village, Woody, The Face (primero Dream´s Village), Suso´s, Jardines del Real. Discotecas para personas de una cierta edad, de un determinado entorno, de una idiosincrasia musical, de una estética tribal, discotecas light para menores, discotecas queer, LGTBI, ¡discotecas! ¡Cultura!

Aquellas tandas de bailes lentos y rápidos son historia. ¡Por fin! las chicas no se veían forzadas a esperar ser sacadas a la pista, en los setenta. La sociedad lo pedía a gritos y las discotecas materializaron la libertad ¡Era el giro hacia la autonomía! “Tanto tiempo aguantándonos, pues, aquello explotó” declara la cantante y compositora Flora Illueca (Betty Group) en el citado programa televisivo.

¿Por qué desestimar el factor cultural de las discotecas? ¿Acaso su heterodoxia no podría ser pareja a la del teatro en el siglo XVII cuando “eruditos aristotélicos y moralistas hostiles, que señalaban el teatro como foco de depravación y causa de los males de la monarquía” no lo reconocían culturalmente? tal como relata Carmen Sanz Ayán en Fiestas, diversiones, juegos y espectáculos, capítulo integrado en la obra titulada La vida cotidiana en la España de Velázquez.

Disidencia cultural sentida por generaciones con mirada siempre en el más allá, ariete contra la sordidez. Henri Marie Raymond de Toulouse Lautrec, inestimable artista de final del siglo diecinueve, compartió la ruptura de esquemas culturales plasmándolos en carteles y lienzos.

Walt (Walter) Whitman poeta estadounidense en Canto de mí mismo editado por Mondadori, escribe: “Encuentro que cualquier punto y su antípoda están en equilibrio”.