Hoy, como cada 27 de octubre desde el año 2010, celebramos el Día Mundial de la Terapia Ocupacional. Con el lema ‘Reimagine doing’ (‘Reimaginando el hacer’), la World Federation of Occupational Therapist (WFOT) nos invita a visibilizar, divulgar y a reflexionar respecto a la importancia de esta disciplina en el panorama sociosanitario actual.

Quizás sea por su corta vida -no lleva más de 60 años establecida en nuestro país-, pero la realidad es que gran parte de la población que no haya tenido un vínculo directo con la misma desconoce las labores de la terapia ocupacional, a pesar de ser una disciplina cimentada sobre una base sólida de evidencia empírica y clínica con una presencia cada vez más presente en los ámbitos educativos, comunitarios y sanitarios.

La mejor forma de comenzar a explicar la terapia ocupacional es matizar, precisamente, lo que no es. No es dibujar por el mero hecho de hacerlo, no es utilizar un tablero Montessori únicamente por diversión y mucho menos ocupar arbitrariamente el tiempo con actividades vacías sin planificación, sin indicadores y sin el foco puesto en una mejora concreta. La terapia ocupacional es el producto de un proceso de valoración, diálogo y establecimiento de pautas de intervención a través del uso y la adaptación del entorno y la ocupación con fines terapéuticos… casi nada. ¿La meta a conseguir? Un aumento o estabilidad en la independencia funcional del individuo respecto a sus capacidades, sean las que sean. 

En palabras más sencillas: la terapia ocupacional enseña a la gente a llevar a cabo actividades que piensan que no pueden hacer.

En el Centro de Apoyo a la Inclusión de Asindown reconocemos y alabamos la labor de la terapia ocupacional y sus profesionales; ya que la promoción de la salud física y mental, la autonomía personal, la formación continuada y la prevención del deterioro cognitivo y funcional son nuestras líneas de acción, las cuales abordamos desde un punto de vista holístico, con la persona como elemento principal y agente activo del proceso de intervención.

Y es que, como la terapia ocupacional bien nos enseña, en los pequeños gestos se encuentran grandes avances. Por eso, nos seguimos emocionando como el primer día cuando alguien consigue realizar acciones que antes no sabía cómo llevarlas a cabo, y percibe una diferencia positiva evidente de desempeño en su día a día. Dentro de la realización de esas actividades, en apariencia tan triviales, se constituye el deseo de hacerlas y la capacidad de llevarlas a cabo, contribuyendo al desarrollo personal y a añadir un poco más de independencia y libertad a los días.

¿Ocupados? Sí. ¿Dirigidos a una meta? Por supuesto. ¿Una vida llena de estímulos, retos y crecimiento? No sabríamos hacerlo de otra manera.