Con este título, quiero opinar acerca de las dos propuestas conocidas hasta la fecha, como medidas frente a los azotes de la pandemia a nuestra salud.

La del Gobierno para decretar el Estado de Alarma, con una duración de seis meses, y de reducir la misma en caso de obtener los buenos resultados, si se produzcan antes de su finalización. Y la respuesta inmediata de Pablo Casado que ha venido a considerar de excesiva duración dicha propuesta, y a proponer ocho semanas y si fuese necesario su ampliación en caso de necesidad, pueden haber hecho creer, una clara confrontación, un a vez más, contra el Gobierno por parte de Pablo Casado, incluso antes de que se discuta y se apruebe en el Congreso de los Diputados, que es quien va a decidir finalmente.

Pero no creo que ese sea el caso, porque es bien legítimo y natural que antes de su debate y aprobación por la Soberanía Nacional, las diferentes fuerzas parlamentarias hagan conocer sus propuestas a tal efecto, hasta que se proceda su debate y aprobación, y que estas las defiendan e incluso las modifiquen, ante la adopción definitiva de la duración que se concluya, del citado Estado de Alarma, por la Cámara de Diputados. 

Y eso creo yo, que es lo que ha hecho Pablo Casado, no otra cosa . Porque, no me parece que por obra y gracia de un milagro de Cristo revivido, el líder del PP, se haya transformado ¡Ya! en el modelo de dirigente ejemplar, que tras su ruptura verbal, con VOX y Abascal, manifestada con su discurso en la moción de censura, y que cambió la imagen vacilante de un PP acomplejado ante VOX, haya vuelto ahora, a pocas horas de ese anunciado giro, ser la de un partido conservador alejado totalmente del fascismo, que fue la idea básica que transmitió Casado.

Pero tampoco hay que creerse que una vez que el Congreso de los Diputados apruebe la duración que decida la mayoría de diputados, el líder del PP vaya a seguir a VOX que ha anunciado su denuncia ante el Tribunal Constitucional, el acuerdo que se alcance con la mayoría de la Cámara.

Mientras que la maldita Pandemia siga cometiendo los estragos que día a día produce, habrá que adoptar las medidas necesarias para aplanar y combatir la epidemia, ahora es el Estado de Alarma, pero quiza habra que recurrir al confinamiento, como la única medida de la que existe evidencia científica de sus buenos resultados. Y a mi me cuesta creer que vaya a producirse en este caso una negativa de Pablo Casado, para aceptar las decisiones finales del Congreso de los Diputados.

Porque, partiendo del convencimiento de que hay que tomar medidas contra el virus, para aplanar y reducir sus efectos sobre nuestra salud, que sostienen todas las fuerzas políticas en el Parlamento, yo no encuentro incompatibilidades para que se produzca un acuerdo con la duración que finalmente se decida. Porque desde el sentido común, entre los seis meses e ir a menos o las ocho semanas e ir a más , no hay razones para pensar en la posibilidad de que algún partido se excluya del acatamiento de la decisión final, con la duración que se acuerde. Y afirmar que ningún partido comprende al PP y a su Presidente.

Otra cosa será la actitud de la Presidenta madrileña, que no arríe sus banderas pese a lo que pueda considerar una cabriola de Casado rumbo al centrismo. Porque esta señora apuesta por no fiarse de Pedro Sancahez, con él no quiere ni pactos ni acuerdos, como bien ha demostrado.

Pero la denuncia de VOX a lo que se decida en el Congreso, y sus propuestas, ya no tiene nombre. El martes 27 de octubre VOX ha presentado una propuesta no de ley, en la que se pide la compra de 200 anti-misiles para defender nuestra soberanía ante Marruecos y Argelia, y donde cita entre otros territorios de nuestra soberanía, la Isla de Perejil. Tirando de ironía y humor ante esa propuesta, me parece que habrán sido las lagartijas de Perejil las que han reclamado a Abascal que se les proteja, y de ahí la brillante propuesta de comprar 200 anti-misiles.

Vamos estas fascista son la hostia, si les dejáramos, organizan la III Guerra Mundial . Es que no han escarmentado.

Bueno asi lo creo y así lo digo