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MARÍA JOSÉ IGLESIAS

¿Quién va a ganar el martes?

¿Quién va a ganar el martes? Es una de las preguntas que más se repiten en estos días y aunque las encuestas son claras a favor de Joseph Biden en el ambiente flota una posible victoria de Trump, que sería lo lógico. Es habitual que el presidente en el cargo repita un segundo mandato. Las razones son variadas. Una de las más poderosas el vertiginoso crecimiento del PIB, en forma de súper V, con un incremento del 33,1%, sin precedentes en la historia de Estados Unidos, y la excelente marcha de la economía con un paro testimonial del 3%, en la práctica una tasa de desempleo cero.

A dos días de las elecciones, el presidente Trump y el candidato demócrata Joe Biden exprimen hasta el último minuto para influir en los ciudadanos que ya han batido récords de votación anticipada.

Después de cuatro mítines en Pensilvania el sábado, Trump se centra estos días en Michigan, Iowa, Carolina del Norte, Georgia y Florida. Biden, tras visitar Michigan respaldado por Barack Obama dedicó la tarde del domingo a Filadelfia (Pensilvania), su estado natal, tras acudir a misa por la mañana.

La movilización del voto carece de precedentes. Más de 92 millones de personas habían enviado sus papeletas hasta hoy domingo, casi el 67% del total de los votos emitidos en las presidenciales de 2016, que totalizaron alrededor de 139 millones. Biden tiene una ventaja nacional de ocho puntos y Trump, colocando la venda antes de la herida, ha advertido que es posible que los estadounidenses no se enteren de los resultados hasta mucho después del día de las elecciones debido a que ciertos estados “battlle ground” extienden el plazo para aceptar boletos enviados por correo.

El asesor principal de la campaña de Trump, Corey Lewandowski, da por hecho que el actual presidente ganará de manera clara seis estados clave: Florida y Carolina del Norte, y Ohio y Michigan y Pensilvania y Wisconsin. Trump venció en esas plazas estratégicas en 2016, eso sí, en algunos por un margen muy estrecho. En aquella ocasión muchas encuestas indicaron que la candidata demócrata Hillary Clinton ganaría, sólo para que Trump saliera adelante.

El creciente casos de coronavirus perjudica a los republicanos, pero no será un motivo definitivo para votar en uno u otro sentido. En la sociedad americana pesa más que nunca la brecha entre conservadores y progresistas, tal vez porque el radicalismo se extiende en ambos bandos, aunque con un matiz muy claro: el socialismo no es una opción y Biden transita a veces por terrenos resbaladizos que le restan confianza, al final, el factor decisivo.

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