Una vez más intentamos, desde la sección sindical de CGT-FGV, abrir de par en par las puertas para que la ciudadanía sepa qué pasa con la mayor empresa gestionada por el gobierno valenciano. Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana sigue en venta.

Como una fina lluvia que no cesa, sin notarse apenas, gobierne quien gobierne… la política de deshacer Lo Público avanza. Veladamente, con la elegancia de los eufemismos y las retóricas de los discursos de cartón piedra. Siempre en boca de los políticos en los momentos clave y con el eco de quienes les deben fidelidad para justificar lo injustificable.

La última apuesta, gracias a la crisis del COVID, es la contratación de personal que contribuya al control de viajeros en las instalaciones de Metrovalencia.

Nada que decir al respecto... si no fuera porque vuelven a hacerlo por la puerta falsa que es la más abierta de sus puertas. Aquella por la que nos siguen colando el desmembramiento y la precarización. Eso que llaman externalización, que comienza por una parte, luego por otra... porque es una solución rápida, solvente, transitoria; porque no nos queda más remedio; porque la situación lo exige, porque siempre hay una crisis más grande o más pequeña que nos empuja… todo en aras de la buena gestión.

La última apuesta de la Conselleria de Transports i Mobilitat es dar paso a una empresa de servicios que nos suministre personal para afrontar el control de viajeros.

Suerte que somos una empresa de transportes y que, de viajeros, algo debemos saber. Aunque hace tanto tiempo que comenzaron a vendernos la terminología del Cliente con tantas mayúsculas, que parece que se nos ha olvidado que somos un servicio público más que un comercio.

Recién convocada una oferta de empleo público, con ciudadanos que se preparan y hacen del esfuerzo una apuesta para intentar acceder a un puesto de trabajo digno en una empresa fuerte, nuestro gobierno progresista opta por buscar una empresa de servicios que nos suministre mano de obra.

Debe ser alentador pensar que nos llamarán antes por teléfono para un posible trabajo si nos inscribimos, previo pago, en una empresa de trabajo temporal (ETT), que si (inevitable también el pago de tasas) nos presentamos a un concurso-oposición.

Esta es la política que nos gobierna, sentimos decirlo, sea desde la izquierda o desde la derecha. La que se llena la boca de unir, con un guion que tiene más fuerza que un matrimonio indisoluble, las esferas de lo público y lo privado. La que PRIVATIZA lo que nos pertenece a la ciudadanía para devolvérnoslo como un servicio que no es mejor, pero sí más costoso. La que sigue creando riqueza para grandes corporaciones en las que los nombres varían muy poco.

Ahora es este servicio el que resulta que no sabemos darlo desde dentro. Hace casi año y medio fue el de la Atención Telefónica el que se EXTERNALIZÓ para volver, y del que exigimos su internalización, tal y como firmaron. Se despoja de funciones a quien tiene conocimientos y experiencia para dar trabajo en peores condiciones laborales (no podemos creer otra cosa) a personas, sobre todo mujeres, que acceden a él a través de empresas constituidas para hacer negocio.

Pero no pueden hacer otra cosa, nos dicen. Si no es un trámite es una legalidad vigente, si no, una urgencia que no puede esperar la burocracia.

Cualquiera diría que una empresa como FGV no está dirigida por políticos. Quienes esto subscribimos, teniendo clara dicha premisa, sólo queremos estar pendientes de que, si inevitablemente tienen que “ensuciarse las manos” sea para cumplir con lo que en sus discursos de corazón de izquierdas defienden.

Sr. Arcadi España, nosotros también celebramos a Miguel Hernández.